En la esquina que hace la calle Fray Luis de León (vulgo del Agua) y la de los Tintes, o sea enfrente de las escaleras del Pósito, hay un edificio en ruinas. No es una obra singular de arquitectura, salvo por su valor de transición entre la Cuenca antigua y la moderna, que no es poco. Pertenece a la Fundación Sánchez Vera. De este edificio solo destacan a día de hoy las estructuras de protección para evitar que los aleros del tejado caigan sobre la calle y el gran laurel del patio anejo que asoma sus ramas sobre la calle.
Hasta donde sé, la fundación que preside (o presidía) Arturo Ballesteros la ofreció al Ayuntamiento para que se rehabilitara como sede de la Gerencia Municipal de Urbanismo. Entonces gobernaba la ciudad José Manuel Martínez Cenzano, quien tiene publicados, creo, unos versos dedicados al laurel de su patio. Luego se dijo, bajo el mismo gobierno, que podría ser sede de la Cámara de Comercio. E incluso alguien habló de rehabilitar el edificio para viviendas sociales. Bla, bla, bla. Y después ya no sé más. Y si hubo más proyectos poco importa, viendo el resultado.
La esquina se cae. No creo que a don Emilio Sánchez Vera le gustara ver como cuidamos los conquenses el patrimonio que nos donó. Y conociendo como conocí la generosa y singular disposición del presidente de la fundación, no entiendo por qué la administración municipal está dejando que se arruine un edificio singular, en un esquinazo singular de nuestra singular ciudad.
Pasan los gobiernos y no hacen nada; bueno, salvo los versos de Cenzano. Y el edificio caerá por ley natural.
Pregunto a quien toque, fundación o ayuntamiento: ¿Tenéis algo que ofrecer sobre esta esquina en ruinas al espíritu del donante y a quienes viviendo y defendiendo la esencia espiritual de Cuenca mantenemos vivo el espíritu conquesista de D. Emilio Sánchez Vera?
Joaquín Esteban Cava