El otorgar el Primer Premio de Piano Paloma O’Shea 2015 a Juan Pérez Floristán ha despertado un ferviente entusiasmo en el mundo pianístico español, algo que permanecía dormido desde 1978 cuando Josep Colom ganara el mismo Premio.
Los premios que patrocina la mecenas Paloma O’Shea son, junto a los Freyderyk Chopin de Polonia, los más prestigiosos del mundo instrumental. Los músicos que consiguen llegar a la final lo hacen tras una labor titánica. Es un concurso donde se pone a prueba de manera consecutiva las tres vertientes formales interpretativas que debe abordar un pianista: como solista, en un grupo de cámara y como concertista en orquesta. Una especie de maratón, junto a prueba de relevos y de velocidad, que sitúa al concursante que llega a las pruebas finales al borde de sí mismo. Si se considera un triunfo llegar y estar entre los finalistas, ser Primer Premio es toda una heroicidad. Por ello, que fuese de nuevo un pianista español quien obtuviera tal galardón, trascendió del ámbito musical, siendo portada veraniega de revistas y periódicos tanto del mundo de la música como del generalista.
Jazz, Impresionismo, Romanticismo
Para el recital que ofrecerá en el Teatro Auditorio explorará tres caminos estéticos de la exigencia pianística. Por un lado escucharemos obras de inspiración popular, con tres preludios de George Geshwin y tres danzas argentinas de Alberto Ginastera. Las primeras de influencia jazzistica, como era el gusto de la época norteamericana, y sabor nocturno de pub; las segundas de tradición colona, en la búsqueda de una identidad suramericana que siempre definía Ginastera en sus extrovertidas partituras. Una música desenfada, abierta, popular, donde el ritmo y la escucha agradable debe ser la nota característica. Por otro lado nos acercará Juan Pérez Floristán al repertorio del piano impresionista: Claude Debussy y Maurice Ravel. Del primero, tres de los veinticuatro preludios que compuso: La serénade interrompue (La serenata interrumpida), Despas sur la neige (Pasos en la nieve) y General Lavine-eccentric. Pequeñas piezas donde el timbre, el color de la música, es esencial. La presión de la tecla, la colocación de las manos, el control del pedal y el transmitir ideas a través del sonido es su finalidad. Junto a ella, la siempre compleja Sonatina de Ravel. Aquí el compositor planteó una vuelta al pasado clásico (la corriente neoclásica que imperaba a principios del siglo XX) pero en lo que a la forma se refiere, porque el sonido debía estar cerca de los nuevos postulados de influencia pictórica que defendía la nueva corriente impresionista.
Además de estos dos caminos, el tradicional y el impresionista, uno nuevo reto nos plantea Juan Pérez Floristán en el recital: el gran repertorio romántico. Si la finalidad de los impresionistas, como Debussy y Ravel, era transmitir ideas terrenales, fue por contraposición al movimiento romántico que le precedía, que tuvo en Beethoven, Schubert y Schumann sus máximos exponentes pianísticos. El ideal romántico era la transmisión de sentimientos, del yo interior abandonado ante el amor. En la Fantasía op. 17 de Schumann encontramos rescoldos de esa pasión. Aunque parte de la obra la escribiera para recabar fondos para el monumento a Beethoven que se le hizo en Bonn (se inauguraría en 1845), en la partitura se vislumbra un incomprendido y desdichado compositor, sediento de aprecio y amor. Al final de la opus, Schumann incluye la siguiente cita de Friedrich Schlegel,
Durch alle töne tonet
Im bunten erdentraum
Ein leiser ton gezogen
Für den, lauschet der heimlich
(Rotundo a través de todos los sonidos / En colorido sueño de la tierra / No suena leve una nota prolongada / Para aquel que escucha a escondidas)
Un joven versátil y brillante con una gran carrera por delante
Ganador del Primer Premio y Medalla de Oro y del Premio del Público Canon en el XVIII Concurso Internacional de Piano de Santander “Paloma O’Shea” (2015), Juan Pérez Floristán, comenzó a tocar el piano siendo muy niño gracias a la formación pianística que recibe durante casi diez años de su madre, María Floristán. A partir de ahí, comienza a entrar en contacto con grandes personalidades de la música como: Daniel Barenboim, Nelson Goerner, Ana Guijarro o Claudio Martínez-Mehner, entre otros muchos. Sin embargo, será Galina Eguiazarova la que marque su camino profesional de forma definitiva en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid.
A sus 22 años, no solo ha tenido una intensa actividad como solista con orquesta (Malmö SymfoniOrkester, Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española...); sino también camerística con formaciones como el Cuarteto Casals y el Fine Arts Quartet. Actualmente, se encuentra en Berlín continuando su formación en la Hochschule für Musik “Hanns Eisler” con Eldar Nebolsin, su mayor influencia a día de hoy.