Fue un 14 de abril de 1931, tras las elecciones municipales del día 12 de abril, cuando los sectores populares del Estado español tomaron por fin las riendas de su destino. Las conquistas conseguidas durante la Segunda República chocan con la pérdida de derechos sociales y de libertades colectivas e individuales que sufrimos actualmente.
Durante la Segunda República se impulsó por ejemplo la alfabetización del pueblo y se consiguió, tras siglos de intromisión de la iglesia católica, la laicidad de la educación.
Hoy en día las contrarreformas del gobierno del PP van en contra de los principios que inspiraron y alentaron la Segunda República: con la LOMCE la educación pierde calidad y aumenta la importancia de la educación religiosa.
Por otra parte, fue con la República cuando por primera vez las mujeres españolas conquistaron su derecho a abortar en 1937, convirtiéndose en uno de los estados más progresistas de Europa. Actualmente, la ley del aborto de Gallardón restringe brutalmente el derecho a abortar, pasando a engrosar la lista de países más reaccionarios de Europa en esta materia.
Desde el final de la Guerra Civil hasta hoy la consigna más falaz esgrimida por los vencedores del conflicto no ha sido otra que repetir machaconamente que tanto la I República, la de 1873, como la II, la de 1931, constituyeron un fracaso que condujo a España a la ingobernabilidad provocada por el desorden. Quienes aún hoy se permiten formular esta opinión o bien tergiversan deliberadamente el significado de las dos experiencias republicanas o son víctimas del lavado de cerebro que desde hace más de dos siglos (1789, Revolución Francesa) han venido persiguiendo los monárquicos volcados en impedir por todos los medios, incluidos los golpes de Estado de los generales Pavía y Franco, la modernización social y cultural que acarrearon las dos experiencias republicanas, la II en particular.
Actualmente nos encontramos en una situación desesperada, con más de cinco millones de parados, cientos de miles de familias desahuciadas, y el desmantelamiento de los servicios públicos, los y las trabajadoras viven una situación crítica. En Cuenca también conocemos los efectos devastadores de esta crisis, los conflictos surgidos en los sectores público y privado donde compañeros y compañeras luchan por su puesto de trabajo y contra los efectos de los recortes y las políticas austericidas, en unas condiciones cada vez más difíciles vista la creciente criminalización de la protesta social con el recorte de los derechos civiles.
Por todo ello hacemos un llamamiento a los ciudadanos y ciudadanas, a las fuerzas políticas de la izquierda transformadora, a las organizaciones sindicales y del movimiento obrero, a los sectores en lucha por sus reivindicaciones, a los movimientos sociales y vecinales, a la intelectualidad y el mundo de la cultura, a los estudiantes y a la juventud.
Porque nos encontramos en una situación de excepcionalidad democrática que necesita de soluciones extraordinarias que no pasan sólo por un cambio de gobierno, sino por un nuevo modelo de convivencia que, aquí y ahora, no puede resultar sino de la firme reivindicación por la alternativa republicana.
Por eso apostamos por una República federal, laica, participativa y solidaria.
Porque hablar de República es hablar de “más democracia”, de un modelo de sociedad integrador y moralmente superior al de la monarquía, al poner la soberanía y participación de la ciudadanía como eje y referente principal de cualquier acción de Gobierno, del signo que sea, donde sus derechos y deberes estén constitucionalizados y exigibles por ley, preservando la dignidad del ciudadano como tal, distinto de ser considerado súbdito de un monarca o de cualquier poder establecido, o simple consumidor de un mercado.
Porque la República que pretendemos, no puede ser una mera estructura jurídica o una organización social que no suponga elementos inequívocos de emancipación, igualdad social y democracia radical, de transformación en el modelo de Estado y de sociedad capaces de provocar un vuelco en el sistema actual de dominación, explotación y desigualdad.
Y siempre desde el recuerdo a todos y todas aquellas que dieron su vida en la lucha contra el franquismo, a todas y todos los torturados y encarcelados.
Bajo los principios de Verdad, Justicia y Reparación luchamos por devolver la Dignidad a los represaliados, condenar los crímenes de la dictadura, juzgar a los criminales y recuperar la identidad e historia de los republicanos antifascistas. ¡Cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, en Reillo y en todas partes¡
La III República no es una quimera, no es una utopía. Es una urgente necesidad de regeneración democrática. Y puede ser una realidad, si todos nos unimos y luchamos juntos por conseguirlo. Sin olvidar las experiencias republicanas del pasado, la III República ha de mirar hacia el futuro.
¡Viva EL 14 de Abril¡ ¡Viva la República! ¡A por la IIIª República!
Asociación "Ciudadanos por la República" de Cuenca