El aspecto del humo que sale del escape del coche nos indica muchas cosas; entre ellas, una posible avería que puede obligarnos a una costosa reparación. En Autocasion.com te contamos qué tipo de humo tiene que preocuparte, a qué colores prestar especial atención y qué inconvenientes podría ocasionar en el motor de tu vehículo.
• Humo blanco y espeso. Si aparece al poner en marcha el motor y se desvanece cuando la mecánica lleva un rato funcionando, puede deberse a un fallo en la puesta a punto del sistema de inyección diésel. Si tu coche no cuenta con esta bomba de inyección, sino con un dispositivo common rail, busca el problema en algún precalentador, quizá provoque que la cámara de combustión esté demasiado fría.
• Humo blanco. Es normal que aparezca al iniciar la marcha, especialmente en invierno, ya que son restos de agua que se han quedado en el tubo de escape. Si su presencia persiste, puede deberse a un fallo de refrigeración: parte del anticongelante entra en el cilindro y se mezcla con el combustible. Cuando el humo está acompañado de un olor peculiar y de problemas de temperatura, lo más probable es que la avería esté en la junta de culata: su reparación cuesta entre 600 y 1.200 euros. Una nueva supondrá un desembolso de 3.000 euros.
• Humo azulado. Si el color del humo es azul y huele a tostado, indica que hay aceite en la cámara de combustión. Puede deberse a la junta de la culata o al desgaste del turbo, de los segmentos del pistón o de los retenes de las guías de las válvulas.
• Humo negro. Suele aparecer al acelerar en los vehículos diésel y se debe a una mala combustión del gasóleo: hay un exceso de carburante o una mala pulverización de los inyectores. Si sólo ocurre durante un instante es (más o menos) normal, pero si persiste, puede ser una avería en la válvula EGR, una toma de aire en el colector de admisión, un caudalímetro en mal estado… O algo tan “sencillo” como un filtro de aire demasiado sucio.