Hoy celebramos el Día Internacional de los Museos, la fiesta grande de las instituciones museísticas, que se celebra desde 1977, cuando se instauró en el transcurso de la XII Conferencia General del ICOM en Leningrado, con el propósito de crear una conciencia social del papel relevante que desempeñan los museos en la sociedad.
Es una celebración colectiva porque los museos representan, por encima de todo, el resultado de una historia y un esfuerzo comunes. Sus fondos atesoran el pasado y el presente y, en cierto sentido, avanzan el futuro. Ninguna sociedad anclada en el pasado puede concebir un museo moderno, como tampoco es posible que una sociedad amordazada levante museos que transmitan libertad. En definitiva, los museos nos devuelven el reflejo que la sociedad proyecta de sí misma.
De modo que los museos, nuestros museos, serán lo que todos nosotros queramos que sean. Y queremos que sean abiertos, a las nuevas ideas y a las nuevas tecnologías, dinámicos, para recoger el sentir cambiante de una sociedad multicultural y multirracial, eficientes, en la custodia de nuestra memoria, activos en la educación de la sociedad, sobre todo de nuestros hijos, atentos y amables con quienes los visitan e intelectualmente honestos para ofrecernos a todos lo mejor de sí mismos.
En definitiva, queremos que sean como nos gustaría ser a nosotros mismos, porque sólo si perseguimos la excelencia seremos capaces de alcanzar las metas de calidad que anhelamos, tanto a nivel individual como colectivo.
Los museos han experimentado una gran transformación en las últimas décadas para adaptarse a las expectativas de una ciudadanía que los entiende como centros de cultura y ocio. La mera exhibición de sus colecciones ya no es suficiente, la sociedad demanda un mayor compromiso de estas instituciones en la vida cultural y educativa.
Por ello, el Gobierno regional entiende que resulta prioritario analizar el panorama museístico de la región para ordenarlo y dotar a estos centros de las herramientas que hagan posible el cumplimiento de sus funciones mediante la promulgación de la Ley de Museos de Castilla-La Mancha, que en estos momentos se encuentra en periodo de alegaciones.
Esa decidida voluntad de ofertar a los ciudadanos un servicio mejor y más amplio nos impulsa a diseñar un programa de actuaciones que permita abordar la reapertura de los centros que se encuentran cerrados, mejorar las infraestructuras de los que se encuentran en edificios inapropiados y ampliar la superficie dedicada a exposición permanente en aquellos que lo requieran.
Esta propuesta de futuro obliga a replantear las estrategias para la financiación y el sostenimiento de estas instituciones, buscando un punto intermedio entre aquellos modelos en los que la financiación pública supone su único soporte y aquellos otros, más propios del mundo anglosajón, en los que la iniciativa privada es la única valedora de estos centros.
El proyecto de Ley de Museos de Castilla-La Mancha plantea la necesidad de buscar nuevas fórmulas de financiación sin renunciar al papel que han de jugar las Administraciones Públicas para garantizar en última instancia los derechos de todos los ciudadanos a acceder al conocimiento y la cultura a través de los museos u otros centros de similar naturaleza.
Se trata tanto de salvaguardar el Patrimonio Cultural común, como de contribuir a reforzar una de las principales potencialidades de Castilla-La Mancha de cara a la creación de una industria cultural de calidad, generadora de puestos de trabajo y de riqueza para sus ciudadanos.
Un sector económico, por tanto, que puede ser determinante para nuestra región, con gran capacidad de crecimiento y valor añadido, capaz de absorber mano de obra con niveles de formación muy distintos; una industria limpia que hace uso de tecnologías punteras, generadora de una imagen positiva, tanto en aquellos que conviven con ella como en quienes nos visitan, y que tiene una enorme repercusión en las economías locales.
Marcial Marín
Consejero de Educación, Cultura y Deporte de Castilla-La Mancha