Escribo este artículo a raíz de la noticia de que las asociaciones de transportistas se quejaban de que se empezara a dar prioridad al transporte ferroviario frente al terrestre.
Siempre que pensamos en este país en transportar un paquete, pensamos lógicamente en un transporte terrestre, en camión. Cuando nos imaginamos las naranjas de Valencia o las fresas de Huelva cruzando la frontera francesa hacia otros países de la Unión, pensamos en cientos de camiones cruzando
La Jonquera. Esas frutas pueden tener un destino tan remoto como Alemania, Países Bajos o Dinamarca. Cientos, incluso miles de kilómetros.
Cruzamos por un momento el charco para llegar a EE.UU. Un país no tan grande como toda la UE pero de gran tamaño aun así. Si se debe transportar una mercancía desde Nueva York (Costa Este) hasta San Francisco (Costa Este), es decir, 4.673 km., lo primero que se imagina es un largo tren de mercancías como éste: http://www.youtube.com/watch?v=_bES5HnCAes . Estos trenes pueden transportar lo mismo que más de 50 camiones. Pueden estar circulando un día entero, incluso más, porque los maquinistas se turnan, circulando de noche mientras los trenes de pasajeros permanecen parados.
¿No sería este modelo el ideal para España? No digo para Europa porque en el Centro y Norte de Europa el transporte ferroviario está mucho más asentado. Mientras en nuestro país sólo un 4% del transporte se hace en tren, en países como Alemania es el 25%. Es un transporte más eficiente, menos contaminante, que evita los colapsos en las carreteras… ¿Esto deja sin trabajo a los transportistas terrestres? Sí y no. Se reduciría considerablemente el número, pero se seguirían necesitando para transportar los portes desde los puertos secos hasta el destino final, pero serían muchos menos y trayectos más cortos, y por consiguiente más baratos.
En este sentido es en el que la UE está favoreciendo los famosos “corredores ferroviarios”, que permitan que un tren transporte algo desde el puerto de Algeciras hasta Copenhague o Helsinki (4.353 km., lo mismo que NY-San Francisco) sobre raíles.
Forma parte de un cambio de mentalidad, de un cambio del modelo productivo. Cerrar altos hornos y astilleros en los ’80 fue un shock, pero fue un cambio necesario, igual que ahora lo es el dejar de pensar en el ladrillo.
El transporte por tren da vida a trazados que abandonados para el transporte de pasajeros, revitaliza económicamente las zonas por las que pasa, es el futuro, y no debemos dejar que un ancho de vía diferente nos impida realizarlo.
Jorge Osma Calvo