Según informa en nota de prensa desde el Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza Castilla-La Mancha, dado que ya nos hemos expresado sobre la primera cuestión, el cierre de escuelas y su impacto social, en cuanto a despoblación, y laboral, en cuanto a pérdida de puestos de trabajo (otros 120 maestros y maestras), es el momento de contestar a la segunda cuestión, la justificación pedagógica. Y lo hacemos porque, habiendo preguntado a la Consejería acerca de los estudios o investigaciones en los que basa el consejero tal afirmación (“en las unitarias hay más fracaso escolar”), no hemos recibido respuesta alguna. No sabemos si la afirmación del consejero responde a un engaño o a una equivocación, ya que la diferencia entre ambos conceptos depende del grado de intencionalidad y de ajuste a la realidad. Optando por pensar en lo segundo, el error, ofrecemos a todos la prueba de su equivocación.
En España no se han realizado muchos estudios sobre rendimiento académico del alumnado en condiciones de multigraduación. Sin embargo, en otros países sudamericanos, en Estados Unidos, Australia, Reino Unido o Francia, sí se viene haciendo un continuo seguimiento de la educación rural con el fin de mejorar la acción educativa en este medio (McEwan, 1998; Young, 1998; Hargreaves, 2001; Berry, 2001; Little, 2001). En Francia, en una evaluación global del sistema educativo rural (Direction de l’Évaluation et de la Prospective, 1995), se constató que los niveles en los resultados académicos del alumnado de centros rurales eran ligeramente superiores que los de centros urbanos. Pittman y Haughwout (1987) detectaron que las escuelas pequeñas presentaban un menor índice de fracaso escolar y que su alumnado se manifestaba más satisfecho que el de centros educativos grandes. Otros autores, Lee y Smith (1995), han constatado que el alumnado aprende más y mejor en centros educativos de reducido tamaño. Otros resultados, no sólo centrados en eficacia académica, sino en características y condiciones de tipo social, también avalan este tipo de educación, como menos problemas de conducta en el alumnado, mayor atención a los compañeros y compañeras, mejora del clima social y afectivo, y sentimiento de eficacia (Stochkard y Mayberry, 1992; Gregory, 1992; Cotton, 1996). Asimismo, respecto a la atención educativa recibida por el alumnado, se hace referencia a una instrucción más personalizada, con mayor entusiasmo en la realización de actividades escolares, mayor conexión entre las culturas del alumnado y de los adultos, y entornos de aprendizaje más ordenados y seguros (Meier, 1995; Raywid, 1995). Igualmente, Sauras (2000, p. 32) habla de «condiciones positivas» centradas en la relación entre los diversos miembros de las comunidades educativas, y Santos (2002) resalta la autonomía administrativa e instructiva que las escuelas rurales pueden llegar a alcanzar. Sin olvidar que las aulas rurales pueden llegar a ser lugares potenciales para la experimentación educativa y convertirse en «laboratorios» que favorezcan posteriormente la extrapolación de las indicaciones surgidas de la propia investigación (Feu, 2004; Tonucci, 1996, p. 51).
Pero si creemos que todos estos estudios no son generalizables al contexto español, nos equivocamos. Antonio Bustos (2007) realizó una investigación cuantitativa en Andalucía, en la que comparó los resultados académicos de los centros rurales, con un gran número de unitarias, con el resto de centros completos de la comunidad andaluza, utilizando como muestra al alumnado de 6º de primaria. Las conclusiones de esta investigación son concluyentes y corroboran las anteriores: cuando el alumnado finaliza la etapa de Educación Primaria lo hace con mejores resultados académicos en los Colegios Públicos Rurales que en el conjunto de centros de la Comunidad Autónoma. El corte de las calificaciones al finalizar 6º curso de Primaria es significativo por cuanto este alumnado, en este momento de su vida escolar, muestra el bagaje acumulado de la etapa educativa. El alumnado finaliza en los colegios rurales la etapa de Educación Primaria con un porcentaje medio de 2,87% de «Progresa Adecuadamente» superior al conjunto del alumnado de Andalucía. En todas las áreas de aprendizaje, el resultado de porcentajes de «Progresa Adecuadamente» es superior en el alumnado de los colegios rurales; destacan Inglés y Matemáticas, mientras que la diferencia es menor en Conocimiento del Medio y Lengua Castellana.(Bustos, 2010), Entre las posibles razones de este mayor rendimiento, este autor identifica la elevada atención individualizada, facilitada por la baja ratio escolar; el contagio en el aprendizaje entre grados diferentes; o los agrupamientos flexibles en razón de la actividad, entre otros.
Por lo tanto, que los alumnos y alumnas que proceden de las escuelas unitarias tienen un mayor índice de fracaso y abandono escolar en 1º de la ESO, primero es imposible pues la educación obligatoria llega hasta los 16 años, al menos por ahora. Segundo, nuestros datos, basados en investigaciones y otras fuentes, nos indican que es falso, incluso todo lo contrario, como ya sabíamos todos y todas los que hemos tenido la suerte de enseñar o aprender en escuelas unitarias. La educación en las escuelas unitarias, o multigrado, es una educación de calidad, y de más calidad que en el resto de los centros. Así pues, busque Sr. Consejero otra excusa para cerrarnos las escuelas, porque ésta no cuela.