Cientos de moteños han salido a la calle para presenciar este Viernes Santo la procesión del Santo Entierro, una cita que arrancaba a las nueve de la noche desde la iglesia parroquial San Miguel Arcángel y que finalizaba a la una de la madrugada con la sobrecogedora entrada de la virgen de la Soledad.
Un respetuoso silencio, sólo roto por el sonido de los tambores de los cofrades, ha sido la tónica predominante en esta procesión en la que han participado las hermandades del Cristo Amarrado a la Columna, San Juan Evangelista, Cristo del Perdón, Ntro Padre Jesús Nazareno y el Santo Sepulcro y la
Virgen de la Soledad.
Después de dos años sin procesionar debido a la lluvia, la procesión del Santo Entierro salía de nuevo a la calle. El cortejo lo abría la hermandad de San Juan Evangelista, que desfilaba con tres de sus pasos y acompañados una noche más por la Orden de Malta.
Le seguía muy de cerca el paso de la Virgen de la Piedad de la Hermandad del Cristo de la Columna, recordando así la muerte de su hijo, Jesús de Nazaret. Los crucíferos de la caridad volvieron a cargarse las cruces, portando a hombros una cruz como signo de salvación y de esperanza, igual que la
Hermandad de Ntro Padre Jesús Nazareno.
Uno de los momentos más emocionantes fue la salida del Cristo Yacente a hombros de sus más de 60 banceros, escoltados por miembros de la guardia civil y por un centenar de nazarenos que iluminaban su paso con faroles.
Por último la virgen de la Soledad avanzaba bajo un silencio sepulcral, solo roto por las marchas de la banda de música de la Asociación Musical Moteña.
Y así finalizaba una semana de pasión que se ha vivido intensamente en Mota del Cuervo, esperando al domingo de resurrección en el que se producirá un encuentro entre Ntra Señora de la Aurora y el paso del resucitado de la hermandad de la Sagrada Cena y Resurrección de Ntro Señor Jesucristo.
Isabel Zarco