La lluvia ha dado una nueva tregua en la Semana Santa de Cuenca, por lo que finalmente la Procesión del Santo Entierro ha salido a la calle con puntualidad.
Cuando el reloj de Mangana daba las nueve de la noche las puertas de la Santa Iglesia Catedral Basílica se abrían para dar comienzo a la penúltima procesión de la Semana Santa conquense. En primer lugar realizo su salida procesional, las Vbles. Hermandades de la Cruz Desnuda de Jerusalén y la Congregación de Ntra. Señora de la Soledad y de la Cruz. Ésta última con los pasos de Cristo Yacente y el de Ntra. Sra. de la Soledad y de la Cruz.
Es esta una procesión en la que, además de participar todos los guiones y estandartes de todas las hermandades de las Semana Santa de Cuenca, participo un gran número de hermanos pese al riesgo de lluvia, cada uno con el uniforme de su hermandad, aportando un especial y vistoso colorido las filas de nazarenos. El desfile, tras cruzar la Plaza Mayor en medio de un impresionante y respetuoso silencio que ya le acompaño en todo su recorrido, descendió por Alfonso VIII, a su llegada a la iglesia de San Felipe Neri, el Coro del Conservatorio interpreta el Miserere al paso de la Cruz Desnuda y al del Cristo Yacente, mientras que al de Ntra. Sra. de la Soledad le cantan el Stabat Mater.
Por el Puente de la Trinidad entro en la parte baja de la ciudad y, tras desfilar por la calle de Calderón de la Barca, Fray Luís de León, los Tintes, Puerta de Valencia, Calle Alonso de Ojeda y San Vicente hasta llegar a la iglesia Parroquial de El Salvador, momento en el que se interpreto el Kyrie a la Cruz Desnuda, el miserere al Cristo Yacente por el Coro Alonso Lobo y la Marcha de Infantes a Ntra. Sra. de la Soledad.