Hoy han llegado a su fin todos estos fantásticos partidos de balonmano, una semana plagada de anécdotas, recuerdos y emociones que se terminan. Hoy acaba esta sección cuanto menos curiosa de la CopaCrónica… Esta tarde llegaba más retrasado de lo normal al pabellón y me lo he encontrado como se espera de los grandes lugares en las grandes ocasiones, con un ambiente festivo y un llenazo histórico.
Comenzaba el partido y los dos equipos no especularon, un ejemplo de esto fue el Barcelona, que salió con Nagy y Rutenka en el equipo inicial, algo que no había hecho en toda la competición. El partido se inició con mucha tensión por parte de los dos rivales y mucha igualdad. En el comienzo el Barcelona estuvo dominando en el marcador, con un atlético que luchaba por no descolgarse demasiado del partido. Sin embargo, en tres acciones consecutivas consiguieron nivelar el partido, a lo que respondió Saric con un gran porcentaje que permitió al Barcelona ampliar y mantener esa ventaja. Al acabar la primera mitad, el partido iba con una diferencia de un gol a favor de los azulgranas.
Nada más comenzar la segunda parte, un par de jugadas consecutivas llevaron a los rojiblancos a empatar el partido y el público respondió con muchos apoyos, lo que les ayudó en su remontada. Rutenka no pudo con Jose Javier Hombrados, que en la segunda parte le detuvo la mayoría de sus tiros. En este periodo se vio a un atleti bastante acertado contra un Barcelona que no encontraba la forma de transformar sus tiros en goles, lo que implicó que los de la capital se llevaran el título de una forma bastante más fácil de la que se podía pensar al ver el transcurso de los treinta primeros minutos. En esta segunda parte solo hubo un equipo sobre la pista, posiblemente debido al agotamiento físico de los azulgranas, que consiguió llevarse el partido de una manera sencilla, sin apenas oposición.
Los cánticos de los aficionados atléticos se empezaron a escuchar a falta de más de tres o cuatro minutos para el final, lo que indicaba que, salvo catástrofe, el torneo estaba ganado. Esos pensamientos de superioridad los confirmó Talant cuando, a falta de un minuto, sacó al segundo portero dando por ganada la competición. El partido acabó con una holgada victoria de 37-31 para los atléticos. El trofeo de campeón lo levantó el capitán del BM Atlético de Madrid J.J. Hombrados. Por su parte, Nagy recogía el premio al subcampeón. Y los premios a los hombres de la final fueron para: Raúl Entrerríos el de mejor jugador de la final, J.J. Hombrados el de mejor portero y Lazarov el de máximo goleador.
Tras acabar todas las formalidades y ceremonias oficiales, los de Talant se dirigieron hacia su afición para dedicarles el triunfo. Los festejos se prolongaron en los vestuarios y, una vez se fue la mayoría del público, los jugadores rojiblancos salieron de nuevo a la cancha para celebrarlo de una manera más íntima con sus más fieles seguidores, que habían aguantado en el pabellón festejando el triunfo.
Diego Aragón