Un frío gélido atenaza estos días nuestras gargantas abiertas para denunciar las medidas tomadas con el propósito de borrar un modelo social gestado en España y en Castilla-La Mancha en los últimos 30 años.
Todas las medidas se apoyan sobre una consigna demagógica de evocar el despilfarro de los anteriores responsables políticos para venir a depurarlo. Y lo que conseguirán es terminar con un sistema social que nos ayudaba a vivir mejor.
Empezaron echando profesores interinos y profesores nativos del British Council y después han seguido sin pausa con todos los demás sectores públicos, suprimieron el carnet joven, las prestaciones a la dependencia, los dineros a asociaciones de asistencia socio-sanitaria, disminuyeron el personal sanitario, bajaron el sueldo a todos los funcionarios mientras nos llamaban vagos y nos aumentaban la jornada laboral, despidieron a muchos trabajadores sociales, redujeron los contratos de quienes trabajan en la prevención de incendios, suprimieron los cotos sociales de caza, redujeron drásticamente las sustituciones por enfermedad en todos los sectores de la administración, paralizaron inmediatamente toda la obra pública de colegios, carreteras y hospitales, redujeron el número de representantes sindicales (ahora tienen las manos más libres aún para seguir destejiendo la madeja del bienestar)…
Curiosamente, cada vez que aplicaron la tijera, declararon sin pudor que los recortes vienen a mejorar la situación y a acercar los servicios a los ciudadanos. Por poner solo dos ejemplos: el mismo día de principios de septiembre que desaparecen mil profesores interinos, publican en la página web de educación que hay 300 profesores más y que es el mejor inicio de curso de los últimos años, un curso que todavía no ha empezado; o anuncian que suprimirán 32 de 33 centros de profesores repartidos por toda la región para acercar y mejorar la formación permanente del profesorado… Sí, así se justifican las medidas.
Curiosamente, los recortes a los servicios públicos se acompañan de más y nuevas inversiones para impulsar la enseñanza o la sanidad privadas o concertadas.
Además, a todas éstas se unen las nuevas medidas que va tomando el Gobierno de España que, sin temblor en el pulso, sube los impuestos inmediatamente, baja otra vez el sueldo a los funcionarios (qué fáciles somos) o aprueba una reforma laboral salvaje. Y lo que es peor, dirigentes conservadores de todos los territorios mandan señales muy preocupantes: no es sostenible la educación en el medio rural, hay que cerrar escuelas pequeñas, no podemos pagar centros de salud en poblaciones menores de 20.000 habitantes, o es muy caro mantener el tratamiento a los enfermos crónicos…
En fin, una lista interminable de agravios que cada cual podemos completar con nuestra propia situación personal o familiar porque todos y cada uno de nosotros estamos siendo afectados negativamente por alguna de estas medidas.
Por mucho que nos hablen de despilfarro, no nos debemos dejar engañar. Porque allí donde dicen despilfarro, sabemos que se estaba prestando un servicio público a un puñado de ciudadanos; quizá no era rentable económicamente pero suponía bienestar, un polideportivo, una escuela de calidad, una ayuda a domicilio, una carretera por mejorar, un empujón a los estudiantes y a los jóvenes, un traslado aéreo que salvó muchas vidas…
Eso es lo que está desapareciendo y eso es lo que no queremos perder con unas medidas que vienen supuestamente a “mejorar la eficacia”, pero que esconden una gestión que, al contrario de lo que predica, termina siendo más cara y hay peor atención a los ciudadanos. Los actuales responsables están gestionando sin conocer el territorio y sus necesidades, porque sus referentes son propios de otros contextos, como Madrid.
El pasado día 11 de febrero en Toledo hicimos ver nuestro rechazo a esas medidas. El domingo 19 de febrero salimos pacíficamente a las calles de todas las ciudades de España para decir NO a una reforma laboral que nos retrotrae a modelos pasados de relaciones laborales. Mañana día 29 de febrero hay convocada una huelga para decir basta a tantos recortes.
Los ciudadanos, haciendo uso de nuestros derechos constitucionales, aprovecharemos esa oportunidad de decir lo que pensamos con la actitud positiva de reclamar el necesario cambio de rumbo. Los actuales dirigentes políticos deben plantearse dar marcha atrás porque tantos recortes no arreglarán nuestros problemas, al contrario, se está demostrando que los agravan.
Julia Cano Real