Desde el año 2002, Cáritas Diocesana de Cuenca, trabaja con los reclusos y exreclusos de las cárceles de Castilla la Mancha, de Extremera y Aranjuez, dentro del Plan Regional de Inserción Social.
Un total de 220 reclusos han pasado por el Centro de Acogida, VIA LIBRE, con el resultado positivo de reinserción del 70%, siendo ahora parte integrante de nuestra sociedad.
Todo empezó con un Programa de Voluntariado aprobado por Instituciones Penitenciarias, contando con el apoyo y el con el visto bueno de la Dirección de la Cárcel de Cuenca.
Pronto nos dimos cuenta de la situación en que se encontraban muchos presos al tener los beneficios penitenciarios de libertad condicional, tercer grado y permisos, y no poder contar con la familia o alguien que les acogiera.
El programa de Voluntariado en Prisión y el Piso de Acogida de Caritas es una ayuda para recobrar la dignidad del preso y su identidad personal a través de valores que les ayuden a su reinserción de cara a vivir integrados en la sociedad.
¿Qué será de estas personas que no tiene otra alternativa, que no tienen familia que les acoja ni medios propios para salir adelante? ¿Se crearán centros que les ayuden a su reinserción fuera del ámbito carcelario? ¿Será verdad que la cárcel es para pobres? La respuesta a esta última pregunta, después de 10 años trabajando con presos, en gran parte y lamentablemente, es que sí. Tener en el exterior gente que les eche una mano favorece mucho su reinserción y la eficacia de su salida. Desgraciadamente, muchas personas no tuvieron opción de elegir y de un modo u otro se vieron involucradas en cuestiones penales.
La sociedad debe asumir que los presos son personas como cualquiera de nosotros y que tienen la misma dignidad y que la finalidad última de la prisión es la reeducación y reinserción social.“Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social…” (Constitución Española 25.2)
Esta tarea de reinserción es el objetivo de muchas organizaciones, entre ellas Cáritas Diocesana de Cuenca, que trabajan dentro y fuera de prisión con unos resultados sorprendentes como hemos podido comprobar a lo largo de estos años.
Desde Cáritas, y en la medida de lo posible, seguiremos buscando alternativas para continuar con esta justa y humanitaria labor
Una sociedad que no se preocupe de las personas más necesitadas y en situación de exclusión está faltando al deber sagrado y al derecho a una vida digna que tiene todo ser humano.