Solidaridad, fraternidad, justicia social y dignidad humana son algunas de las palabras en las que, con fuerza, redunda Fernando Redondo Benito durante la entrevista. Nos recibe en su pueblo, Tembleque, cuando ya han acabado las Ferias y Fiestas Patronales. Se dirige a nosotros de manera clara y firme, sosegada pero con fuerza, no evade pregunta alguna y contesta siempre mirando a los ojos, como si quisiera plasmar a través de su mirada algunas de las imágenes que ha tenido ocasión de vivir en proyectos de cultura y desarrollo en México o Argentina.
Dialogar con Fernando Redondo es encontrarse con una voz joven pero suficientemente legitimada y experimentada, que en la última década se ha convertido en un baluarte del trabajo por la paz y la solidaridad en Castilla – La Mancha y en otros lugares del mundo. Conoce bien el Tercer Sector de Acción Social y Cooperación Internacional de la Región y ha recorrido los pueblos de la Ruta del Quijote, porque, como en otras ocasiones ha señalado, "en mi tiempo libre me gusta sentir los sueños y las esperanzas de nuestros pueblos a través de El Quijote".
Pregunta: Fernando, durante este verano los medios de comunicación han puesto su foco de atención en Somalia y el Cuerno de África, ante una situación de crisis humanitaria que todavía perdura. ¿Cuál es tu visión sobre esta situación?
Respuesta:
¡Inadmisible! [responde con especial fuerza en su voz]. No podemos tolerar en el Siglo XXI situaciones como la que ahora mismo está viviendo el Cuerno de África. La crisis humanitaria surge de años de conflicto y sequías periódicas, subida de precios de los alimentos y la ausencia de un estado fuerte, que está provocando la muerte de miles de ciudadanos y haciendo surgir enfermedades relacionadas con la malnutrición. Una hambruna que se extiende rápidamente y ante la que debemos actuar. Es una hambruna vergonzosa para el resto del mundo.
Por ello es importante que recuperemos el sentido de la justicia social y la dignidad humana. La solidaridad, en su esencia, siempre ha sido un movimiento internacionalista, y en ocasiones hemos olvidado nuestra responsabilidad hacia con los demás. Ahora es Somalia, ayer y también hoy es Haití, pero debemos aunar nuestros esfuerzos para poseer una responsabilidad constante que evite nuevas situaciones de desigualdad en el mundo.
Pregunta: Señalas que hemos olvidado, como sociedad, "nuestra responsabilidad hacia con los demás". ¿A qué te refieres?
Respuesta:
Pues a que hemos perdido nuestro horizonte como humanidad y tenemos que reorientarnos. Vivimos un cambio de época, y únicamente aquellos que sean capaz de verlo ayudarán para que entre todos podamos avanzar, construyendo y creando una verdadera capacidad creativa y creadora del ser humano.
Personalmente únicamente me encuentro realizado cuando reconozco la existencia y la igualdad, la coexistencia, con todos los demás, por más lejos que puedan estar de mi habitual residencia. Eso provoca que tenga que hacer un constante esfuerzo para hallar una nueva manera de convivir con ellos.
Estoy hablando de recuperar el sentido pleno del humanismo, porque nuestro desafio es recuperar la fuerza de la fraternidad y la solidaridad, ya que únicamente de ese modo participaremos plena y auténticamente en nuestro destino común como seres humanos.
Pregunta: ¿Cómo podemos participar en ese destino común que mencionas?
Respuesta:
Debemos exigir y responsabilizar de construir una conciencia colectiva, que nos otorgue una dimensión de pertenencia a nuestra comunidad y a la comunidad de todos y cada uno de los hombres y las mujeres.
Debemos esforzarnos para construir juntos las condiciones para una solidaridad activa y permanente; debemos dotar a los hombres y las mujeres de los medios suficientes para la elaboración de nuevas respuestas a las situaciones que estamos viviendo.
En definitiva, debemos exigir y responsabilizarnos para que cada niño y niña asista a la escuela, con una educación de calidad; exigir y responsabilizarnos para que logremos la igualdad entre hombres y mujeres; exigir para conseguir nuevas formas políticas, con mayor responsabilidad y desarrollo desde la diversidad y el pluralismo, en conclusión, desarrollo y respeto humano.
Pregunta: En diferentes ocasiones, Fernando, ya has puesto de manifiesto ese trabajo, en varias organizaciones, pero siempre manteniendo tu compromiso. Llevas más de una década desarrollando el mismo. ¿Qué te motiva?
Respuesta:
El deber de reforzar el vínculo y la pertenencia con una cultura común, la humana, la Humanidad, un vínculo de humanidad desde el que construir un ámbito común del que nadie quede y pueda ser excluido. Es un esfuerzo permanente, en ocasiones muy difícil, que nunca tiene fin, pero ante el que debemos ser ambiciosos.
Quiero seguir tendiendo puentes solidarios, reforzando el séntido y el sentir de comunidad humana. Creo y trabajo en las redes solidarias y de cooperación. Creo en la fuerza de la cultura, desde su diversidad y pluralismo, para acercar y forjar una nueva visión compartida y soñada.
Y es algo que he aprendido en nuestros pueblos de Castilla – La Mancha, en mi pueblo, Tembleque, en lugares como El Toboso o Mota del Cuervo, como Azul en Argentina o Guanajuato en México. Algo que evidentemente se convierte en mi motivación para seguir trabajando desde la Cooperación, la solidaridad y la fraternidad humana.
Pregunta: En lo que resta del año 2011, ¿cuál es el horizonte ante el que debemos posicionarnos?
Respuesta:
La verdad es que nos espera un final de año complicado, pero debemos seguir trabajando y esforzándonos más aún, si cabe. Porque otro modo nadie nos perdonará, mañana, nuestra ausencia en esa tarea y trabajo como comunidad.
En ocasiones me tachan de utópico y soñador, muy posiblemente, pero prefiero tomar esa bandera para seguir luchando desde el entendimiento mutuo de la humanidad, buscando que podamos vivir realmente juntos en armoniía, donde desde la diversidad podamos compartir por encima de todo nuestra condición humana.
Únicamente si trabajamos colectivamente encontraremos nuevas soluciones, porque no olvidemos que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa, como habitantes de un mismo planeta. Ahí siempre quedará posicionada mi tarea: la de dialogar, la de crear, la de construir y la de tender puentes.
Una y otra vez lucharé para lograr ese diálogo y entendimiento, porque ese es el verdadero horizonte que nos acogerá a todos: el de la diversidad, el de la pluralidad y el del encuentro.