El Gobierno de Castilla-La Mancha ha invertido 230.000 euros en la restauración de 4,2 hectáreas de comunidades vegetales salinas protegidas o “saladares” de los municipios de Las Mesas y El Pedernoso.
El delegado provincial de Desarrollo Sostenible, José Ignacio Benito, ha visitado las obras que está llevando a cabo la empresa Tragsa en el municipio de Las Mesas, por donde ha comenzado la intervención.
Benito ha explicado que estos dos municipios albergan comunidades vegetales salinas o halófila “muy importantes y protegidas” en sus cercanías. Sin embargo, en ambas se han acumulado residuos, fundamentalmente de la construcción, vertidos de manera irregular
“Esto ha provocado la desaparición de parte de ellas con el consiguiente daño ambiental. Por eso, desde el Gobierno regional hemos decidido intervenir para posibilitar la recolonización de estos saladares desaparecidos”, ha explicado el delegado provincial.
Según Benito, la actuación, actualmente en ejecución, va a consistir en la retirada selectiva de aproximadamente 3.300 metros cúbicos de residuos vertidos en la zona de forma incontrolada.
“Es un trabajo muy minucioso pues la recogida se lleva a cabo, en parte, de forma manual”, ha precisado el responsable de la Consejería de Desarrollo Sostenible, que ha insistido en que “está totalmente prohibido el vertido o depósito incontrolado de todo tipo de residuos en el medio natural, y especialmente en hábitats protegidos como estos”.
Está previsto que las obras finalicen a lo largo del mes de octubre para procurar que los suelos estén secos y permitan el tránsito de maquinaria sin dañar a las comunidades vegetales protegidas”.
Saladares, tesoros de adaptación natural
Los saladares albergan comunidades vegetales salinas o halófilas (etimológicamente amantes de la sal). Las plantas que componen dichos hábitats tienen un alto nivel de especialización para lograr vivir en suelos con un alto contenido en sales, lo que siempre supone una dificultad para la vida, sobre todo en condiciones de sequedad.
Aunque estas comunidades vegetales manchegas pueden tener un encharcamiento temporal, una buena parte del año cuentan con un déficit hídrico difícil de soportar por las plantas, ya que el nivel salino dificulta la absorción de agua del suelo por las plantas mismas. De hecho, casi todas mantienen una estrategia específica para superarlo: son plantas conocidas como crasas, con tallos engordados en los que acumulan agua en épocas favorables, al estilo de los cactus.
Dicha especialización hace que dichas comunidades sean raras y estén muy localizadas, a la vez que soportan amenazas de diversa índole. Se trata de tesoros de adaptación natural a situaciones difíciles, que no pueden soportar otras especies de plantas. Por eso estos hábitats se encuentran totalmente protegidos tanto a nivel regional y nacional como europeo. De este modo, la Directiva Hábitats los designa como hábitats prioritarios para la conservación de la biodiversidad en la Unión Europea, estableciendo pues el máximo nivel de protección para ellos. España muestra las mejores manifestaciones y por eso nuestro nivel de responsabilidad en su conservación es máximo.