Dentro del proyecto de ‘Días de Arte Conquense’, organizado desde la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cuenca y coordinado por Carlos Codes, desde el 11 de septiembre al 15 de octubre el Centro Cultural Aguirre de Cuenca acogerá en la sala de exposiciones al pintor Ángel Izarra.
Licenciado en Bellas Artes por la Facultad de Bellas Artes de Madrid, muy unido a Cuenca donde ejerció como profesor de Dibujo en el IES Fernando Zóbel durante 19 años, vive a caballo entre nuestra ciudad y Valencia. Ha expuesto en numerosas ocasiones en Cuenca, así como en San Sebastián, Vitoria, Toledo, Madrid, Albacete, Valencia… siendo colaborador habitual en los Talleres de Títeres del Teatro de La Luna en el Museo de Arte Reina Sofía de Madrid.
Es autor, junto con el pintor José María Albareda y los profesores Hilario Priego y José Antonio Silva, del libro ‘El Rumor de la Piedra’, editado por la Diputación Provincial de Cuenca.
La colección de obras de Ángel Izarra constituye una narrativa visual que transita entre la contemplación del paisaje natural y la construcción humana. Desde la serenidad de los reflejos acuáticos que tienen al río Júcar como principal protagonista hasta la dinámica urbana en reposo, sus pinturas abarcan la complejidad y la belleza que envuelven tanto a la naturaleza como a la creación humana.
Con un enfoque que oscila entre la precisión realista y la abstracción, Izarra demuestra un manejo excepcional de la luz y el color para evocar estados emocionales y ambientales. Cada pintura es una sinfonía de tonos y texturas que guían al espectador a través de paisajes etéreos y escenas urbanas donde el silencio sin presencia humana es la protagonista.
La línea, elemento constante en su trabajo, define formas y caminos que nos llevan de lo figurativo a lo abstracto. Esta técnica imprime movimiento y ritmo a las escenas, estableciendo un diálogo entre el espectador y la imagen.
Este conjunto de pinturas invita a la reflexión entre el ser humano y su entorno sugiriendo cómo cada uno influye y es influenciado por el otro.
Izarra nos presenta una obra cohesiva que refleja un diálogo continuo con su entorno, capturando la esencia de la vida contemporánea y la permanente belleza del mundo que nos rodea.