La exposición a temperaturas extremas es un riesgo laboral reconocido que debe formar parte de la prevención, especialmente en aquellos trabajos que llevan a cabo actividades al aire libre y tareas que implican un notable esfuerzo físico o el uso obligatorio de equipos de protección individual. Entre las actividades con mayor riesgo, construcción, limpieza, hostelería, agricultura, ganadería o reparto.
CSIF recuerda que es responsabilidad de las empresas, y de las administraciones en el caso de los empleados públicos, tomar medidas para garantizar la protección de los trabajadores ante fenómenos meteorológicos adversos de cualquier tipo, llegando incluso a la prohibición de desarrollar determinadas tareas durante las horas del día más problemáticas.
Entre las medidas de prevención y protección se encuentra el cambio en los horarios de trabajo para evitar realizar actividades de alta exigencia en las horas más calurosas; introducción de pausas de descanso a lo largo de la jornada; habilitar zonas de sombra o locales con aire acondicionado para el descanso; limitar el tiempo y/o la intensidad de la exposición haciendo rotaciones de tareas; dotar de los equipos de protección individual necesarios como crema solar, gafas de sol, gorras…; adaptación de la vestimenta de trabajo con tejidos traspirables y ligeros; disponer de fuentes o bidones de agua y neveras en las zonas de trabajo, y formación e instrucciones de actuación ante posible golpe de calor y detección de señales de alerta.
De acuerdo a los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, el pasado año se produjeron en España un total de 222 accidentes de trabajo por los efectos del calor y la insolación, tres de ellos mortales.
En el caso de centros de trabajo, la temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de oficinas o similares estará comprendida entre 17 y 27 ºC, y donde se lleven a cabo trabajos ligeros estará comprendida entre 14 y 25 ºC, tal y como establece el Real Decreto 486/1997, de 14 de abril.
Asimismo, CSIF considera que se debe revisar y actualizar la legislación en materia de prevención de riesgos laborales para adaptarse al cambio climático y a estas olas de calor y clarificar la normativa para que empresas y administraciones no tengan ninguna duda a la hora de implantar los protocolos.