El cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla, ha fallecido esta mañana en Guadalajara a los 87 años, después de haber sido intervenido quirúrgicamente en los pulmones el pasado lunes, según ha informado este miércoles la Conferencia Episcopal Española (CEE).
El cardenal se había sometido anteriormente a una operación de cadera, tras una caída sufrida en la misa que se celebró en la madrileña Catedral de la Almudena en conmemoración del XXV aniversario de la ordenación del cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid.
Amigo ha fallecido este miércoles en el Hospital Universitario de Guadalajara, donde permanecía ingresado tras la operación a la que fue sometido el pasado lunes.
El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, se había desplazado esta mañana hasta Guadalajara para visitarle.
Carlos Amigo fue nombrado arzobispo de Sevilla en 1982 y desde 2009 es arzobispo emérito de esta ciudad.
Nacido en Medina de Rioseco (Valladolid), el 23 de agosto de 1934, comenzó los estudios de Medicina en la Facultad de Valladolid, pero pronto los abandonó para ingresar en el noviciado de la Orden de Hermanos Menores franciscanos.
Tras ordenarse sacerdote, estudió Filosofía en Roma y, una vez destinado a Madrid, compaginó los estudios de Psicología en la Universidad central con el profesorado en centros de educación especial.
En 1970 fue nombrado provincial de la Provincia Franciscana de Santiago y en 1973 arzobispo de Tánger.
En febrero de 1976, en Trípoli (Libia), Amigo participó como miembro de la delegación de la Santa Sede en el Seminario de diálogo Islamo-Cristiano, patrocinado por el Secretariado Pontificio para los no cristianos y la República Árabe de Libia.
Un año más tarde asistió al Sínodo de los Obispos como delegado de los obispos de la Conferencia Episcopal del Norte de África.
En octubre de 1983 participó en el Sínodo de los Obispos como miembro designado por el Papa y en 1984 fue nombrado presidente de la Comisión Episcopal para el V Centenario de la Evangelización de América.
Pregón Semana Santa
El 12 abril de 2019, el cardenal Carlos Amigo fue el encargado de pregonar la Semana Santa conquense de ese año, su pregón arranco tras una calurosa ovación y después del pertinente saludo a las autoridades presentes en el acto, con una comprometida alusión a la fe y a vivir la Semana Santa desde la fe, como no podía ser de otra manera. “Cuenca puede presumir de historia. De sus hazañas heroicas. De lealtad a principios y convicciones. Puede presumir de sus monumentos y su cultura. Pero en Semana Santa... Cuenca repite una y otra vez: Dios me libre de gloriarme si no es en la Cruz” sentenció, en una primera frase que era toda una declaración de intenciones.
“Con la fe, todo se torna en motivo para la oración, para unir la familia, para la reconciliación” afirmó Amigo, llamando al catolicismo practicante. “Sin fe, la túnica y el capuz son vestido especial para días señalados. Pero con fe... son significación para el nazareno” recalcaba, en una brillante comparación de cómo es vivir la Semana Santa con y sin fe. También tuvo espacio Amigo para hablar el sentimiento de unidad que define a la Pasión conquense y para pedir a los nazarenos que así siga siendo.
“Para Cuenca, la Semana Santa es fuerza de Dios y sabiduría” aseveraba Amigo, para quien, en Semana Santa “todo es armonía y belleza”. Y añadió: “Alzad pues la cabeza, porque se acercan los días en que podáis comprender los misterios ocultos”.
Habló fray Carlos en los primeros compases del Pregón de la salvación que la Cruz simboliza, afirmando que “en medio de la ciudad Santa de Jerusalén... y en la de Cuenca, está el árbol de la Vida. Y sus hojas son medicina”. Para el cardenal “la Cruz siempre permanece. Cristo Crucificado ¡pero en lo alto! Como el Cristo del paso de la Exaltación. La Cruz vacía ¡pero como signo de salvación!” aseveraba el Pregonero antes de llamar a los nazarenos de Cuenca a contemplar la esencia de su Semana Santa.
Aseveró Amigo que la Semana Santa de Cuenca es de todos y que todos pueden participar en ella. Para el Pregonero, en Cuenca “fe y cultura no se confunden: pero se ayudan. La fe está formada por hombres y mujeres de este mundo y siente con el pueblo”. Por eso, dijo Carlos Amigo: “Hablo con mis tradiciones, mi túnica y mi capuz. Así habla Cuenca al Señor. Y Dios entiende todos los lenguajes”. Para el Pregonero, en la Pasión según Cuenta se conjugan “cultura, tradición, belleza... usos y maneras de vivir que hacen de la Semana Santa de Cuenca algo maravilloso y, de alguna manera, inexplicable”. Y añadía: “Como se ha dicho alguna vez: el que cree, no necesita explicación. Y para el que no cree, no hay explicación posible”.
“En la Semana Santa de Cuenca se exige un compromiso de ejemplaridad. Cuenca es una historia, unas tradiciones, un estilo, una identidad propia. Cuenca es la vida que vive en mí, la que llevo conmigo donde yo vaya” sentenció.
También hubo momentos en el Pregón de Amigo para definir lo que supone ser conquense y nazareno, algo que simbolizó en dos monumentos emblemáticos de la Semana Santa de Cuenca: el monumento a las Turbas y el Nazareno. De ellos dijo: “En los labios de las Turbas estarán, sí, los gritos y la ofensa. En el corazón, los sentimientos de misericordia. En la conciencia, el arrepentimiento del pecado. En los ojos, lágrimas de compasión. Devuélveme Señor, la Salvación” evocaba fray Carlos tras hablar del miserere que, desde los Oblatos, lava en Cuenca las culpas.
Palabras tuvo Amigo para las familias y para la Semana Santa como esa tradición que se transmite de generación en generación dentro de una misma familia: “Una familia no será plenamente feliz si hay una silla vacía. La Semana Santa es fiesta de la familia. Los abuelos y los padres serán los mejores maestros y catequistas cada Domingo de Ramos. Solo Jesucristo, al que ves montado en la borriquilla, es la Palabra viva que nos salva. El auxilio nos llega de la fe” aseguró. Y añadió: “Lo nuestro es la paz, la justicia, la dignidad de la persona, el respeto a sus derechos, la dignidad de todos” aseveraba fray Carlos para hablar de la dignidad que difunden las hermandades en Cuenca. Para el franciscano “el mal no se comprende. Pero el amor no necesita explicación alguna. El Amor del Señor y sus heridas son como bálsamo y medicina para curar las nuestras”.
En la recta final del Pregón se preguntó fray Carlos: “¿Cómo queremos que sea el futuro de la Semana Santa de Cuenca?”. Y se respondió: “Será muy necesaria la objeción de conciencia contra el miedo y la pereza. Habrá que afrontarlo con fidelidad y buen ánimo. La Semana Santa de Cuenca, en el futuro, debe ser la de Cristo, la de la Iglesia, la del Cristiano, la de las cofradías y hermandades. Será la de Cuenca. Será la que sabe que debe llevar su cruz de cada día”.
Tras desear a los nazarenos “que Dios os bendiga”, Amigo declaró abierta la Semana Santa de Cuenca y recogió el aplauso y cariño de una comunidad nazarena que llevaba meses deseando escuchar su Pregón. Cuenca espera ya que se abran las puertas de San Andrés para vivir una Semana de Pasión en la fe, siguiendo el ejemplo y enseñanza de su Pregonero.
Es miembro de las Academias de Buenas Letras, Medicina y Bellas Artes de Sevilla y ha participado en numerosos congresos y semanas de estudio.