El Incarlopsa Cuenca tumba al equipo revelación con un Samuel Ibáñez como revulsivo perfecto (26-28)

En tierras gallegas, el Incarlopsa Cuenca se quitó el agridulce sabor de boca que le dejó la pasada jornada el empate cosechado en su feudo ante el Anaitasuna de Pamplona. Los hombres comandados por Lidio Jiménez se deshicieron del Frigoríficos del Morrazo Cangas en un partido de alto grado de dificultad y muy sufrido. Un triunfo que se cimentó en una extraordinaria segunda parte con un engranaje defensivo muy sólido en el que emergió la figura de don Samuel Ibáñez bajo los tres palos. La entrada, tras el intermedio, del almazorense en sustitución de un desacertado Ante Grbavac resultó clave para que el cuadro conquense remontase un encuentro que se le había puesto bastante cuesta arriba al término del los primeros treinta minutos(17-13).

Tras la pausa, en los primeros compases del segundo periodo el equipo cangués no solo mantuvo su colchón de cuatro goles sino que lo ampliaría con un gol de Dani Fernández (20-15). Pero a partir del minuto 35, coincidiendo con el gol de Martín Ariel Doldan, el Incarlopsa gradualmente fue acortando diferencias con un extraordinario Thiago Alves Ponciano que, bien secundado por Nacho Moya y Fede Pizarro en la faceta ofensiva, volvió a destapar el tarro de las esencias, echándose a su equipo a las espaldas y firmando una decena de goles que fueron vitales para el devenir del encuentro. Como trascendental también fue la activación en defensa de los de la ribera del Júcar en este segundo tiempo, siempre apoyada por un descomunal Samuel Ibáñez, que tuvo una tarde memorable cortando la hemorragia de goles de la escuadra dirigida por Nacho Moyano, que en este segundo acto a diferencia del primero, únicamente pudo perforar la portería conquense en tan solo nueve ocasiones.

En resumen, un Incarlopsa Cuenca de dos caras, que fue de menos a más, en el decisivo tramo final del encuentro aprovechó el bajón físico de los locales e impuso su ley para alzarse con una victoria que tiene su peso en oro, además de tener una especial y merecida dedicatoria para todos los aficionados conquenses que se desplazaron a Cangas para animar a su equipo del alma.