El Hospital de Santiago de la ciudad de Cuenca será el escenario del rodaje de la película "Los Caballeros de Santiago", de la cineasta y escritora asturiana Ana López Martín, en la que se abordarán los 800 años de la historia de esta orden y el papel de los caballeros.
La cineasta ha adelantado que ese rodaje tendrá lugar durante cuatro días a finales de este mes de mayo en el Hospital de Santiago de Cuenca, en concreto en su claustro y en la botica de este centro de la Orden de Santiago, que ahora es una residencia asistida con ochenta plazas.
Allí se rodará la trama que han denominado "la niña y el anciano", en la que este último (Eloy Arenas) contará la historia de sus antepasados, "que es la historia de los caballeros de Santiago y la historia de España desde el siglo XII" a una niña, doña Leonor, futura Gran Maestre de la Orden.
Según Martín, en las próximas semanas se llevará a cabo además una selección de los figurantes que participarán en el rodaje, que contará con todos los protocolos de seguridad contra la pandemia de coronavirus y no será invasivo para los residentes en este centro sociosanitario.
Precisamente, la pandemia marca los ritmos de grabación de esta película que es también la historia de la Reconquista y que tiene como otras localizaciones el Palacio de la Aljafería de Zaragoza, el castillo de Loarre o Madrid.
La directora ha desvelado que, previsiblemente, en verano volverán a la ciudad de Cuenca para rodar otra de las escenas de la Reconquista, dado que "Cuenca tiene unos paisajes rocosos y verticales muy determinados" y que, a su juicio, "no se puede replicar en otro sitio".
El rodaje cuenta con la colaboración de la Real Asociación de Hidalgos de España y la banda sonora de la película es obra de Ainhoa Arteta y Miguel Poveda, quienes fusionan la ópera y el flamenco.
El Real Hospital de Santiago de Cuenca, declarado Bien de Interés Cultural, tiene su origen en el año 1182 y a lo primero que se destinó fue al restablecimiento de cristianos rescatados del cautiverio de los árabes.
Después se transformó en hospital para enfermos y peregrinos bajo la tutela de la Orden de Santiago, pasando después al Real Consejo de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava Alcántara y Montesa, hacia finales del siglo XIX.