Anda el ministro Castells con la idea de repoblar la España Vaciada de jóvenes universitarios. Una propuesta que puede sonar a chanza a primera vista si no viniera avalada por una de las grandes mentes de la España contemporánea. Alejado de las estrategias de comunicación típicas de la política postmoderna, parece hablar poco y pensar mucho, aportando a este multitudinario gabinete el poso y la experiencia de quien ha meditado sus palabras y que, según sus propias palabras, “tiene el ego amortizado” a sus setenta y ocho años.
Creador del concepto universalmente utilizado de “Sociedad Red” y autor de esa obra clave para entender el mundo contemporáneo qué es “Comunicación y poder”, sus palabras han de analizarse añadiendo el valor de quién las dice. En su reciente comparecencia pública en la que expuso los ejes fundamentales del recién independizado Ministerio de Universidades, propuso “estimular la acción de instituciones universitarias en la llamada España vaciada”, fomentando no sólo que realicen sus estudios en estos territorios, sino que realicen en ellos sus prácticas profesionales, iniciando así su carrera profesional allí donde han estudiando.
Una medida destinada a dos colectivos, jóvenes y habitantes de zonas despobladas, atacados por el grave problema de la desesperanza. El reto más complicado al que se enfrenta la sociedad contemporánea y que va más allá de “frenar la despoblación y de rejuvenecer la composición demográfica” a la que hizo alusión en su intervención. Una propuesta inteligente que pretende que se produzca una simbiosis más que deseable entre ambos colectivos. Generaciones de jóvenes a los que el mercado laboral condena a contratos precarios y a renunciar a cualquier planificación vital recuperando la esperanza al mismo tiempo que devuelven a los pueblos un futuro demográfico. A su vez, el medio rural puede retornar formas de vida y valores sociales alternativos al individualismo hipercompetitivo dominante en el mundo urbano como son el sentimiento de pertenencia a una comunidad, solidaridad o sostenibilidad.
Es posible que el análisis del profesor y ministro Castells pueda ir mucho más allá que apoyar sedes de la UNED en la España Vaciada y quizá en su mente esté trazada una hoja de ruta con objetivos ambiciosos. En cualquier caso, es una senda esperanzadora y novedosa que entra de lleno dos de los graves problemas, el del campo español que necesita generar empleos de calidad y cualificados por una parte, y por otra, la de los jóvenes españoles que reclaman empleos que les permitan articular un proyecto vital a largo plazo. En esas estamos.
José An. Montero
Profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales