El 36,7% de los niños y adolescentes (hasta 16 años) de Castilla-La Mancha sufren problemas de sobrepeso u obesidad, un dato extraído del estudio Pasos elaborado por la Gasol Foundation y en colaboración con Unicef.
En concreto, los menores con sobrepeso es de casi el 25%, mientras que los niños y adolescentes obesos alcanzan un 12%.
En este estudio han participado 12 centros de Castilla La-Mancha, aunque la participación ha sido a nivel nacional con un total de 245 centros. Y de él se deduce lo que ya se viene intuyendo años atrás, que la población infantil es una de las más vulnerables a enfermedades como la obesidad y el sobrepeso.
Si lo ponemos en perspectiva, de este dato se puede desprender que el porcentaje es casi dos puntos superior a la media a nivel nacional (35,1%), siendo con Andalucía, Canarias y Murcia una de las comunidades con mayor incidencia en esta enfermedad.
Con los datos en la mano, hay que buscar las causas o tendencias que son responsables de estos malos datos, y que, de seguir así, supondrán un incremento de este porcentaje en el futuro.
Los expertos apuntan a varios factores, pero uno de los más importantes en la obesidad infantil es la nutrición. Hay muchos factores que también influyen en el estado nutricional y el comportamiento de los niños.
Factores como el proceso histórico de consumo de alimentos, los cambios en los alimentos disponibles, la incapacidad para controlar la ingesta de energía, los comportamientos nutricionales de la familia, los tipos de alimentos que se mantienen en el hogar, el estado nutricional materno durante el embarazo y la lactancia materna están estrechamente relacionados con la obesidad infantil.
Según Ángela Solar, dietista de www.grep-aedn.es, los malos hábitos en la dieta son la primera tendencia que se debe redirigir. La omisión de las comidas principales, especialmente en el caso de saltarse el desayuno o de pasar mucho tiempo entre comidas; junto con el consumo regular de alimentos procesados, bollería, azúcar, grasas saturadas o alimentos hipercalóricos, tiene una relación significativa con el sobrepeso y la obesidad.
La prevalencia de obesidad es significativamente mayor en niños que nunca consumen verduras o frutas verdes, consumen diariamente refrescos, productos de bollería, chocolate o alimentos fritos, que son altos en calorías vacías.
La obesidad infantil no es fácil de tratar, y la clave está en desarrollar nuevos enfoques nutricionales. Los dietistas tienen un papel importante en el estado nutricional, los comportamientos nutricionales de los niños y el diagnóstico, tratamiento y monitoreo de la obesidad infantil.
Con una educación adecuada y la aplicación de las normas alimentarias en el hogar y en el entorno escolar, podemos llevar a los niños a la edad adulta con los conocimientos y las aptitudes, e idealmente con los comportamientos que les proporcionarán una vida sana en el futuro.
Este mismo estudio también encontró que el 72% de los menores son sedentarios y no sigue las recomendaciones de la OMS de realizar algún ejercicio físico de intensidad media-alta durante al menos 1 hora al día.
El nivel de actividad física está correlacionado con la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso, y está claro que nuestra sociedad prefiere el ocio digital, que los deportes al aire libre. De hecho, más de la mitad de los participantes en el estudio pasan más de 120 minutos al día frente a una pantalla.