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Diputación devuelve a La Ventosa un cuadro del siglo XVII tras su restauración durante más de un año y medio
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Diputación devuelve a La Ventosa un cuadro del siglo XVII tras su restauración durante más de un año y medio

martes 05 de diciembre de 2017, 11:57h

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La Diputación Provincial de Cuenca, a través de su Centro de Conservación y Restauración, ha concluido la recuperación del cuadro ‘La Verónica enjuagando el rosto de Cristo’, obra de Fray Agustín Leonardo de Argensola (1591-1640), que se encontraba ubicado en la iglesia parroquial de La Concepción de La Ventosa. Templo que este lunes ha albergado el acto de entrega de este lienzo del siglo XVII, que ha contado con la asistencia del presidente de la institución provincial, Benjamín Prieto, que ha destacado el excelente trabajo de restauración acometido en esta obra, que se ha prolongado durante más de un año y medio.

En esta línea, Prieto, que ha estado acompañado de la subdelegada del Gobierno en Cuenca, Lidón Lozano, ha llamado la atención sobre la constante y destacada labor de recuperación del patrimonio que viene llevando a cabo la Diputación en los últimos años, que, en el caso de La Ventosa, ya ha experimentado en dos ocasiones. Y es que a la restauración de este cuadro hay que sumar la ejecutada hace cinco años, en 2012, en el lienzo ‘Elevación de la Cruz’, que, precisamente, forma pareja con el que se ha entregado este lunes ante numerosos vecinos de la localidad. Una restauración con la que, según ha dicho el presidente, se busca preservar el legado histórico de nuestros pueblos, además de su puesta en valor como un elemento fundamental para dinamizar el turismo en la provincia y provocar un efecto multiplicador en el desarrollo de la economía provincial.

Restauración

Esta obra de Fray Agustín Leonardo de Argensola, fechada en 1622, se encontraba muy deteriorada, siendo “apenas identificable la imagen bajo la suciedad, barnices envejecidos, retoques y amplias pérdidas por efecto de la humedad, sin olvidar que los bordes de la tela habían sido doblados para adaptarlos a un bastidor de menor tamaño y quedando oculta parte de la policromía”, tal y como ha detallado el personal del Centro de Conservación de la Diputación; todo ello con la dificultad añadida de sus grandes dimensiones (3,12 x 2,67 metros), que ha complicado su manipulación y encarecido los tratamientos.

Así, los trabajos se han centrado en la recuperación de la consistencia de la tela, realizando la sutura de desgarros, injertos en las pérdidas y un reentelado que ha permitido tensar el lienzo en un nuevo bastidor fabricado con la medida original de la pintura.

En cuanto a la capa de policromía, las labores más complicadas han consistido en la eliminación de la suciedad, barnices y repintes, respetando los numerosos arrepentimientos del artista. Tras la limpieza, se llevó a cabo el proceso de estucado y reintegración, nivelando con yeso las pérdidas para proceder a la aplicación de color sobre esta fina superficie. Precisamente, siguiendo el dibujo original y los pequeños restos de pintura conservados, ha sido posible recuperar casi por completo las figuras principales aunque otras han tenido que ser simplemente sugeridas. La reintegración cromática se ha realizado con acuarela y la técnica del regattino, recomponiendo la imagen a base de líneas muy finas de forma que la parte restaurada sea perfectamente identificable.

La obra

Este cuadro de gran calidad artística representa la sexta escena del Vía Crucis en el que la santa seca el rostro de Cristo, camino de El Calvario, quedando su imagen milagrosamente impresa en el paño. la figura principal de Cristo es acompañada por el Cireneo, ayudándole en la carga de la cruz mientras que un personaje de torso desnudo estira de la cuerda que Jesús lleva atada al cuello. A la derecha de la composición, Verónica se representa

En un segundo plano, un séquito de soldados y una multitud acompañan a Jesús en el camino al Calvario, entre los que se encuentra la Virgen María, San Juan y María Magdalena, quien a diferencia del resto de figuras femeninas se representa sin tocado, con el pelo suelto. Cerrando la composición en el lado izquierdo, un enano ataviado con ropas de la Corte mira al espectador, introduciéndole en la escena.

El autor

Fray Agustín Leonardo de Argensola es uno de los grandes pintores de la historia de la pintura española. Aragonés de nacimiento, fue hijo y hermano de pintores aunque ninguno alcanzó la fama posterior y sus obras se circunscriben a un círculo local. Agustín Leonardo profesó en la orden mercedaria y decoró un gran número de conventos de esta Orden en Castilla y Andalucía, aunque desafortunadamente muy pocas obras se han conservado, entre ellas, ‘La decisión del pleito entre religiosos y caballeros’ (1624), propiedad del Museo del Prado.

En los tratados y recopilaciones de grandes pintores de la historia de España, se destaca la habilidad de Fray Agustín por la realización de retratos y pinturas de gran formato con base histórica, dominando la perspectiva y la composición. Como curiosidad de este pintor es que ha pasado a la historia como Agustín Leonardo de Argensola cuando realmente su apellido era Blasco. Parece que al igual que su hermano comenzó a usar el apellido Argensola, noble linaje catalán, para ascender socialmente, lo que era habitual en la época, ocultando sus humildes orígenes y vinculándose con los famosos poetas e historiadores Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola, también aragoneses.

Con esta laboriosa y minuciosa intervención del Centro de Conservación y Restauración de la Diputación, se ha recuperado para el patrimonio conquense una obra inédita de un artista del Siglo de Oro de nuestra pintura, que ya puede ser disfrutada con todo su esplendor en la iglesia parroquial de La Ventosa.

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