Una poesía la vez radical y luminosa
Miguel Ángel Curiel, poeta y artista visual, nacido en 1966 en la localidad alemana de Horbach pero criado en Talavera de la Reina y actualmente establecido en Lugo, obtuvo en el año 2000 el accésit del premio Adonais con el libro “El verano” a partir del cual su obra poética se iba a apartar de las tendencias poéticas más habituales vigentes en nuestro país para indagar en su particular mundo interior desde la más honda radicalidad, mediante una reescritura de la cultura europea que desde los límites del lenguaje desarrolla una voz absolutamente propia y diferencial dentro de la poesía española actual. Una poesía radical, oscura pero, paradójicamente, al tiempo luminosa y cada vez más transparente, que en sus sucesivos libros se va despojando hasta volverse cada vez más diáfana y en la que laten los grandes temas que acompañan al ser humano, como el amor, la muerte, el paso del tiempo, la vida, el vacío o la existencia. Fue becario de la Academia de España en Roma, ha ganado premios como el Esquío, el San Juan de la Cruz, el Ciudad de Mérida o el Vila de Martorell y entre sus títulos cabría citar, por ejemplo, además del ya citado “El verano”, “Un libro difícil”, “Por efecto de las aguas”, “Los sumergidos”, “Luminarias”, “Hacer hielo”, “El agua. Poesía 2002-2012” o “Trabajos de purificación” publicado por la editorial conquense Olcades. Como quedó dicho ha dirigido las sucesivas ediciones del festival “Poesía para Náufragos” de Cuenca y como grabador ha realizado varias exposiciones de linóleos y aguafuertes.