Según el maestro aragonés, escuchar y compartir son los pilares fundamentales de la educación. “Todos tenemos algo que enseñar a los demás, incluidos los niños; tenemos que escucharles y preguntarles cómo quieren que sea su aula y su escuela, y construirla juntos”, explicó.
El encuentro contó con la presencia de María Ángeles Zurilla, vicerrectora de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria de la Universidad de Castilla-La mancha; y Pedro Puig Pérez, presidente de Aldeas Infantiles SOS de España.
“Con este encuentro, Aldeas quiere rendir un pequeño homenaje a los maestros que nos han acompañado durante todos estos años y recordarles la importancia de seguir creyendo en nuestros niños para que, a su vez, ellos puedan creer en sí mismos y en sus potencialidades, y labrarse un futuro lleno de oportunidades”, explicó Pedro Puig.
Según indicó el presidente de Aldeas Infantiles SOS, el tiempo que los docentes dedican a conocer a los niños atendidos por la organización es fundamental. “Son niños que han vivido situaciones complicadas, que han sido separados de sus padres, y es importantísimo que los profesores pongan de su parte para comprenderlos, tratarlos de una manera individual, escucharles y apoyarles en todo lo que necesiten”, añadió.
En ese sentido, César Bona subrayó que “para educar a un niño, primero hay que conocerlo” y que las tutorías entre padres, docentes y alumnos son fundamentales para fomentar ese conocimiento y favorecer la relación entre la escuela y la familia.
La curiosidad como motor de aprendizaje
Además de este encuentro con la comunidad educativa de Castilla-La Mancha, el finalista del que se considera el premio nobel de la educación ha pasado dos días en la Aldea de Cuenca, conviviendo con los niños, jóvenes y familias atenidos por la organización.
Los niños tuvieron la oportunidad de preguntarle sobre su vocación de maestro, su manera de motivar a sus alumnos o sobre el reto más importante al que había tenido que enfrentarse. Pregunta a la que César Bona respondió que, para él, el mayor reto es el de mantener viva cada día la ilusión de sus alumnos por ir a la escuela: “Hay que dejar a los niños con hambre de aprender, para que vuelvan con ganas al día siguiente”.
El maestro aragonés también se reunió con el personal educativo de la organización, al que animó a seguir fomentando la curiosidad de los niños y jóvenes, “porque es el motor de cualquier aprendizaje”, y a seguir educando a los niños para que intenten mejorar el mundo en el que viven. “Es más importante ser buena persona, que ser una persona de sobresalientes”, concluyó.