Cientos de cañeteros y visitantes pudieron disfrutar ayer sábado de una intensísima jornada cargada de actividades lúdico-culturales en la que las batallas, lizas y torneos medievales pusieron el acento más espectacular de esta importante fiesta histórica que se celebra anualmente en Cañete.
Desde primera hora de la mañana, el tradicional Mercado Medieval registró una importante actividad, con la asistencia de una multitud de cañeteros y visitantes que se congregó junto a la explanada del Huerto de Doña Julia, epicentro de la intensísima actividad que registra la villa de Cañete en estos días. A las 13:00 horas, en la iglesia de San Julián, tuvo lugar el pregón inaugural de la que, sin duda, es la edición de La Alvarada más importante de cuantas se han celebrado, dado el reconocimiento que ha supuesto la Declaración de Fiesta de Interés Turísitico Regional, que se hizo oficial el pasado día 1 de agosto. Fue el periodista de RNE y TVE Pedro Antonio Fuentes quien se encargó de pronunciarlo, en un acto al que también asistió el Presidente de la Diputación Provincial de Cuenca, don Benjamín Prieto.
Ya por la tarde, recreacionistas, especialistas del grupo Legend y el grupo de música folk aragonés “La Ringlera” acompañaron desde el Huerto de Doña Julia hasta la plaza Mayor de la villa a don Alfonso Hevia Ochoa, para hacer efectivo su nombramiento como “Comendador de la villa de Cañete”. En la misma iglesia de San Julián le esperaban las autoridades locales, acompañadas de Francisco Domenech, diputado provincial de Cultura, y de algunos de los miembros de la Comisión Organizadora, con el incombustible escritor Miguel Romero a la cabeza. También se encontraban allí algunos de los alumnos del colegio “Alto Cabriel”, que amenizaron este acto institucional con la lectura de las poesías que han compuesto sobre don Álvaro de Luna y La Alvarada para el certamen “Flor de Romero”.
Como en ediciones anteriores, una buena parte del protagonismo de la jornada lo tuvieron los grupos de recreación histórica y el campamento medieval en el se que muestran los hábitos y modos de vida propios del siglo XIII. Con ello, estos grupos pretenden rememorar el valor de las dos cantigas que Alfonso X dedicó a Santa María de Cañete, en unas jornadas que conmemoran principalmente la figura de don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla durante la primera mitad del siglo XV, pero que pretenden resaltar a la vez la importancia histórica y el legado medieval de la villa. Por la mañana, con el sol golpeando intensamente sobre los lienzos de muralla, CONCA y el resto de grupos de recreación representaron el encuentro bélico entre la milicia concejil de Cañete y la hueste del señor Juan Núñez de Lara, ilustrando a los asistentes sobre las frecuentes algaradas y enfrentamientos fronterizos que se sucedían en tierras cañeteras allá por el año 1300. Tras el intercambio habitual de flechas y proyectiles, los avezados guerreros estrellaron el acero de sus armas contra los escudos enemigos, perfectamente ataviados para el momento histórico que se representaba, en un encuentro que sirvió para ilustrar al público que se arraciamaba junto a la carretera de Valdemeca acerca de la dureza de los enfrentamientos bélicos en la Edad Media.
Terminada la batalla, y durante el resto de la jornada, cañeteros y visitantes pudieron disfrutar en el campamento recreacionista de exhibiciones de armas, útiles y enseres, lanzamiento con arco y de una competición de lizas entre caballeros. La esforzada labor ilustrativa de los recreadores se puso también de manifiesto durante el acto de “Vestir al Caballero”, una actividad habitual durante las últimas ediciones de La Alvarada en la que miembros de CONCA realizan una amena y visual explicación de las diferentes prendas de vestir, protecciones defensivas y armas con las que se equipaba un caballero medieval del siglo XIII.
A las 20:00 horas la grada del palenque de Cañete ya estaba abarrotada de gente. Legend había prometido la celebración de un torneo espectacular con el que ellos mismos querían contribuir a la celebración por ese reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Regional, y lo cierto es que un año más no defraudaron a nadie con sus pruebas de habilidad entre caballeros y sus espectaculares duelos de espada, en la que sin duda es una de las actividades que más atractivo despierta de cuantas se celebran durante el fin de semana grande de La Alvarada.
Caída ya la noche, e iluminando la oscuridad cañetera con antorchas, recreacionistas, cañeteros y visitantes recorrieron el camino de ronda en el tradicional cierre de puertas de la villa. El grupo CONCA se encargó una vez más de la organización de esta actividad, que destaca por la impresionante estampa de las murallas cañeteras a la luz de las antorchas y el buen hacer, no exento de humor, de los recreadores de esta asociación cultural que reúne a integrantes de la Ciudad de las Hoces, pero también de Madrid, Valencia y del mismo Cañete.
La jornada de hoy clausura la XVI edición de La Alvara, y pone fin a diez días de intensa actividad y a un cargadísimo programa de actividades festivas y culturales que, un año más, ha cumplido con creces lo que se espera de la que sin duda es, por mérito propio, la fiesta medieval más importante de la provincia de Cuenca y una de las citas festivas más destacadas de toda la región. Quienes se acerquen a esta pequeña villa de la Serranía Baja conquense podrán disfrutar todavía de su Mercado medieval, de algunas de las actividades que seguirá ofertando el grupo CONCA a lo largo de la mañana, como la recreación de una boda medieval, o la macrodegustación de truchas, que para esta edición tan especial de La Alvarada ha preparado la Organización de Productores Piscicultores y que tendrá lugar a las 14:00 horas en el Huerto de Doña Julia. Además, quienes quieran conocer el importante valor monumental de esta población serrana podrán participar en la Ruta don Álvaro de Luna, en unas fechas en la que esta villa medieval de frontera muestra siempre sus mejores galas. Ya por la tarde-noche y como colofón a la fiesta, se llevará a cabo una cena-degustación, por cortesía de los hosteleros de Cañete.
Miguel A. Badal