La población está ya harta de tanta desvergüenza, de tanta incompetencia para resolver una crisis donde los verdugos, en complicidad con el gobierno de turno, el nuestro del PP, vuelven a hacer de las víctimas, más víctimas, llegando a parecer, por ello, más que pobrecillos, estúpidos.
Para ahorrar poco más de un millón de euros, la Consejería cerrará 37 escuelas rurales. Obligará a que cientos de alumnos madruguen cada mañana, más que otros, para llegar a un centro educativo que les fue hurtado. Y ello en nombre de la eficiencia, de la calidad, de la socialización, incluso dicen, de la igualdad de oportunidades. Será para aprender desde pequeños el camino a las afueras, el camino a la ciudad, a la emigración, de nuevo. Habría que volver a la postguerra para conocer otra merma como ésta en los derechos fundamentales del medio rural. Una administración educativa que impone estas medidas, mientras saca dinero para los amigos, 23.000 veces más, no merece ocupar ese desempeño. Ganaron el poder democráticamente, sí. Pero ejercen el poder antidemocráticamente.
Muestra de ello: 80 unidades menos para el curso próximo en infantil y primaria, 40 menos en secundaria. Y todo ello con un aumento en la matrícula en 15.000 alumnos nuevos. ¡Todo por la pasta! Pero eso no nos vale. Como tampoco vale, a tenor de los resultados económicos, mandar gente al paro en nombre del déficit. Sólo el rescate a Bankia supone todo lo gastado en educación desde que fueron transferidas estas competencias en el año 2000, todo, salarios, becas, edificios nuevos, todo.
Con esta nueva medida, no sólo cercenan el futuro de 37 pueblos en nuestra provincia, sino que, además, nos condenan a todas y a todos a ser cada día más pobres. Unos al paro, otros a clases masificadas, otros al autobús diario… ¿Qué tiene Cuenca que se merece tan poco? Ni por tener, tenemos gente que nos defienda.