El consejero de Agricultura y Medio Ambiente, José Luis Martínez Guijarro, que no quiso faltar a la cita, esperó la llegada de la imagen a la entrada de la localidad y comprobó cómo sanclementinos y visitantes estallan de emoción cuando, una vez descubierta de la lona que la protege durante el camino, a ritmo del Himno Nacional, la Virgen de Rus es alzada y bailada, mientras se le va dando media vuelta para dejar de mirar hacia Rus y pasar a hacerlo a San Clemente.
Otro de los momentos emotivos de este día es la llegada de la imagen a la iglesia de la localidad, a las tres de la tarde, recorriendo a la carrera a hombros de los portadores los últimos metros.
Una fiesta “especial” para toda la comarca
Martínez Guijarro destacó la gran afluencia de público que cada año acude desde toda la comarca para acompañar a la Virgen de Rus hasta su llegada a la localidad, poniendo de manifiesto la importancia de “seguir manteniendo nuestras costumbres y nuestras señas de de identidad”. Sin duda, se trata de “una fiesta especial para toda la comarca”, aseveró.
Además, celebraciones como ésta, declarada de Interés Turístico Regional, “sirven de atractivo turístico” para que cientos de personas acudan cada año a conocer una localidad como San Clemente, no sólo a disfrutar de esta tradición tan singular, sino también su gastronomía, museos y patrimonio cultural. “Muchas de ellas acuden por primera vez y lo más importante es que repiten”, añadió Martínez Guijarro, en referencia a esta celebración.
Una celebración con historia
Las Fiestas de Rus están consideradas como Fiesta Grande, no sólo en San Clemente sino en todos los pueblos que componen la comarca. En 1999 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Regional y el 12 de junio de 2000 la Virgen de Rus recibió el título de Alcaldesa Perpetua y Honoraria de San Clemente.
Esta romería se remonta a siglos pasados, cuando en cierto momento la población de San Clemente vivió una peste desastrosa, y que desapareció cuando la Virgen de Rus llegó al pueblo. La gente empezó a bailar de alegría, baile que se contagió a los que portaban la imagen, y que a día de hoy es un hecho característico propio de esta fiesta, el que la imagen avance bailada a son de pasodobles, portada a hombros por cuatro personas de la cuadrilla.
A pesar de que anteriormente esta fiesta tenía lugar el día 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, las fechas se modificaron en el siglo XVII. El obispo Don Andrés Pacheco fijó en el año 1619 la celebración de la Venida de la Virgen y del Día de Rus durante el segundo domingo de Pascua y el lunes de Pentecostés respectivamente.