La Procesión del Silencio en Cuenca, la noche del Miércoles Santo, fue un evento emotivo y solemne. A pesar del frío y la lluvia, las hermandades desfilaron con determinación, destacando momentos como La Oración en el Huerto y homenajes a los difuntos, reafirmando la tradición y el espíritu de la celebración.
La noche del Miércoles Santo en Cuenca estuvo marcada por la emoción, la fe y la determinación de las hermandades que, pese al frío y la lluvia, salieron a la calle en la Procesión del Silencio. Tras momentos de incertidumbre y chubascos intermitentes, la procesión se desarrolló con gran belleza y solemnidad, con momentos especialmente emotivos como la salida de La Oración en el Huerto y El Prendimiento, la subida repleta de nazarenos, el homenaje a los difuntos, y los estrenos de hermandades como la Santa Cena o la Amargura. Aunque algunos pasos se resguardaron temporalmente, las hermandades retomaron el desfile pasada la lluvia, culminando una jornada inolvidable que reafirmó la fuerza de la tradición y devolvió a Cuenca el Silencio perdido el año anterior.