La noche del Lunes Santo en Cuenca en 2025 fue de recogimiento y solemnidad, marcada por la meditación de las Siete Palabras de Cristo. La procesión, envuelta en incienso y fe, avanzó por las calles históricas bajo la lluvia, concluyendo en la iglesia de San Esteban al amanecer.
La noche del Lunes Santo conquense de 2025 se tiñó de recogimiento y silencio, envuelta en la meditación de las Siete Palabras que Cristo pronunció en la Cruz, proclamadas con solemnidad en los templos que custodian el alma del recorrido. El cortejo, envuelto en incienso y fe, partió de la Plaza Mayor y descendió lentamente por Alfonso VIII y Andrés de Cabrera, acariciando con su paso la historia de la ciudad hasta alcanzar la calle del Peso. Desde allí, la procesión avanzó por Solera y Alonso de Ojeda, cruzó la antigua Puerta de Valencia y siguió su camino por las calles de Las Torres.
Fue entonces, como si el cielo también quisiera hablar, cuando la lluvia comenzó a caer sobre Cuenca. Las gotas se mezclaron con la cera derretida y los suspiros del público, mientras el desfile, sin romper su dignidad, apuró el paso al atravesar Aguirre. Finalmente, como un suspiro que se desvanece en la madrugada, la procesión alcanzó la iglesia de San Esteban, donde concluyó su andadura poco después de la una, bajo un cielo que seguía llorando en silencio.
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