En España, el 18% del PIB proviene de la economía sumergida, afectando mayormente a mujeres en empleos informales. La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente propone medidas para erradicar la precariedad laboral y defender los derechos de las trabajadoras, especialmente migrantes. Se busca sensibilizar y promover un trabajo digno para todos.
En España, se estima que el 18% del PIB proviene de la economía sumergida, con una mayoría de mujeres afectadas, especialmente empleadas del hogar, jornaleras, cuidadoras y limpiadoras. Muchas trabajadoras en empleos informales se enfrentan a jornadas extensas, salarios bajos y despidos arbitrarios. La situación es aún más grave para las mujeres migrantes, quienes, debido a barreras administrativas, racismo y xenofobia, se ven obligadas a aceptar empleos informales. Además, muchas enfrentan riesgos de trata y explotación sexual”, señalan las organizaciones que forman parte de esta iniciativa.
Ante esta realidad, ITD propone medidas concretas para erradicar la precariedad laboral de las mujeres. Entre ellas, figuran la regularización laboral en sectores como el doméstico, agrícola y de servicios; el fortalecimiento de la inspección laboral para combatir abusos y explotación; la regularización de personas migrantes, garantizando derechos laborales y sociales; la formación y capacitación para mejorar el acceso a empleos de calidad; el acompañamiento pastoral y social, con un compromiso firme de la Iglesia en la defensa de las trabajadoras más vulnerables y la conciliación y corresponsabilidad, promoviendo políticas que equilibren la vida laboral y familiar.
En Cáritas Diocesana de Cuenca defendemos los derechos de la mujer
Es posible transformar un mundo donde las mujeres vivan con dignidad y el trabajo sea una fuente de vida plena. Por eso desde la entidad se llevó acabo ayer, día 7 de marzo, en vísperas de un día tan importante y representativo para todas las mujeres, la Lectura del Manifiesto de Iglesia por el Trabajo Decente: “Por la dignidad de las mujeres. Trabajo decente, derecho, no privilegio”, donde agentes de Cáritas, voluntarios y personas participantes de los Centros Residenciales, entre otros manifestaron la problemática que existe en torno a este problema, donde se expusieron una serie de propuestas para un cambio transformador, datos sobre la repercusión de la economía sumergida, y una llamada a renovar nuestro compromiso social como cristianos.
Un llamado a la esperanza
El 8 de marzo es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la justicia social. Como seguidores y seguidoras de Jesús, debemos enfrentar estructuras de exclusión y pobreza como la economía sumergida, con valentía y esperanza. Tal como expresó el Papa Francisco al convocar el Jubileo 2025 bajo el lema “Peregrinos de esperanza”, estamos llamados a redescubrir la fuerza transformadora de la fe y la esperanza. Sigamos luchando por un trabajo decente para todas y todos, y por una sociedad en la que nadie sea invisible.
El objetivo es sensibilizar, visibilizar y denunciar
La iniciativa Iglesia por el trabajo Decente (ITD) comenzó su andadura en 2014 y está formado por organizaciones de inspiración católica y congregaciones religiosas, entre las que se encuentran Cáritas, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, la Juventud Estudiante Católica (JEC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC). Su objetivo es sensibilizar, visibilizar y denunciar una cuestión esencial para la vida de millones de personas: el trabajo humano y reivindicar el trabajo decente «hacia el interior de estas organizaciones, hacia la Iglesia en general y hacia la sociedad».