El Santísimo fue portado a hombros de los vecinos y vecinas que participaron de esta procesión en la que los niños y niñas vestidos de comunión fueron los protagonistas. El cortejo lo abrían los miembros de las diferentes cofradías que portaban sus correspondientes estandartes. También las danzantas quisieron tomar parte de esta celebración, así como varios miembros de la Corporación Municipal.
Toda la localidad se encontraba vestida para la ocasión. Muchos vecinos decidieron engalanar ventanas y balcones con banderas, reposteros y flores, e incluso, alguno de ellos, decidió colgar pinturas religiosas de las barandillas, además de montar varios altares con alfombras de serrín, hierbabuena, plantas y sobre todo muchas flores.
Isabel Zarco