En este sentido, el crecimiento del Producto Interior Bruto que se ha consolidado en el último trimestre del año y que aumenta a un aumento del PIB del 1,4% en términos anuales, así como la moderación de los mercados financieros y una presión fiscal más moderada, son términos que deberían impulsar un mayor grado de optimismo.
De hecho, señalan desde la Confederación de Empresarios que, en los últimos meses del año a nivel nacional, se han podido comprobar un crecimiento del consumo privado y la inversión en bienes de equipo, aumentando la demanda interna.
Mayor dinamismo
De cara a este año 2015, las previsiones apuntan a un mayor dinamismo de la actividad, con una tasa de crecimiento del PIB en torno al 2% y también se confía en mayor creación de puestos de trabajo.
Este moderado optimismo se basa en cuestiones como la mejora de las condiciones financieras que puede conllevar una reactivación del crédito, así como a una menor carga fiscal.
Por otro lado, el menor coste de los combustibles por la bajada del precio del barril de petróleo, también puede permitir un aumento de la renta y una mejora del saldo comercial.
En el lado negativo, se debe vigilar el estancamiento de las economías centrales de la Unión Europea, lo que pude afectar a las exportaciones, así como la inestabilidad financiera en los mercados.
También señalan como aspectos a cuidar el hecho de que debe hacer llegar nuevo crédito a empresas y familias y también animan a seguir con las reformas estructurales.