Además, la Asociación de Libreros añade que algunos centros completan su oferta vendiendo los uniformes y el material fungible que les exigen a los alumnos, convirtiendo estos centros educativos en auténticos centros comerciales y perjudicando a sus establecimientos.
Apuntan que este tipo de instituciones firman un concierto con la Administración por el que se financian mediante subvenciones con fondos públicos para cubrir sus gastos, a lo que hay que unir las aportaciones “voluntarias” que pagan los padres de los alumnos que en muchos casos son fijas.
Recuerdan los libreros que la Ley Orgánica de Educación señala textualmente que “en ningún caso podrán los centros públicos o privados concertados percibir cantidades de las familias por recibir las enseñanzas de carácter gratuito, imponer a las familias la obligación de hacer aportaciones a fundaciones o asociaciones ni establecer servicios obligatorios, asociados a las enseñanzas, que requieran aportación económica, por parte de las familias de los alumnos”.
Por todo ello denuncian el intrusismo y la competencia desleal que les hacen este tipo de centros, ya que es imposible competir con entidades financiadas con dinero público en las que los clientes son los padres de los alumnos que forman parte del centro, que por este motivo pueden sentirse coaccionados a la hora de elegir dónde comprar sus libros de texto.
En este sentido, lamentan que se estén utilizando unas instalaciones y unos trabajadores cuya función es la educativa para la venta con fines lucrativos, escudando estos comportamientos en la realización de un servicio extra por parte del centro.
Por último, reflexionan sobre qué ejemplo van a dar este tipo de instituciones, muchas de ellas religiosas, cuya función es la de educar y transmitirle unos valores a los niños, pero anteponen el lucro al respeto a los profesionales de las librerías, muchos de ellos padres de sus propios alumnos, que trabajan dura y honradamente para poder sacar adelante a su familia en un contexto tan complicado como el actual y que denuncian que, con su actuación, les van a hacer imposible la supervivencia.
La Asociación Provincial de Libreros también critica la colaboración por parte de las editoriales que incumplen el canal lógico de venta saltándose a las distribuidoras y a los libreros para conseguir más beneficios, pese a que están llevando al sector hacia la desaparición, olvidando que son esos mismos libreros los que venden sus productos a lo largo de todo el año.
Peligro
Esta organización sectorial asegura que, si la administración no frena esta práctica, el 90% de las Librerías tendrán que cerrar y que el resto sólo sobrevivirá en los grandes núcleos de población ya que las que se encuentran en las pequeñas localidades desaparecerán.
Señalan que esta criba sería muy preocupante para los vecinos de los pueblos de nuestra provincia pues este tipo de comercios que, además del libro del texto para el Colegio de la localidad, venden todo tipo de productos, tenderían a extinguirse al no ser rentables para el comerciante, ya que la venta del libro de texto es el que sustenta el negocio en su mayor parte.
Ante este panorama los libreros de la provincia de Cuenca van a adoptar las medidas que sean necesarias. Así, mantendrán reuniones con la administración y tampoco descartan iniciar actuaciones a través de los servicios jurídicos de la Confederación de Empresarios para atajar esta práctica ilegal.
Todas estas medidas se realizarán en colaboración con las asociaciones de las otras provincias castellano-manchegas, tanto de libreros como de comercio, para defender sus librerías y los puestos de trabajo de sus empleados.
Agradecimiento
Desde la Asociación Provincial de Libreros y Papeleros de Cuenca quieren agradecer a la mayoría de las madres y padres de Alumnos su apoyo, pues valoran la cercanía de su librería y por eso quieren transmitirles que se seguirán esforzando en ofrecerles el mejor servicio y contribuir desde nuestros establecimientos al enriquecimiento cultural de nuestra provincia.