Las garrapatas viven en la Tierra desde hace cientos de millones de años alimentándose de la sangre de distintos hospedadores, entre los que se incluye el ser humano, pudiendo transmitirles durante ese proceso una gran cantidad de bacterias, virus y parásitos causantes de graves enfermedades.
Hasta ahora se desconocía cómo las garrapatas eran capaces de sobrevivir albergando tales microorganismos, pero ahora, por primera vez, un grupo de investigadores liderados por la Universidad de Maryland (USA), junto con la participación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto cómo el sistema inmune de las garrapatas combate una gran cantidad de patógenos.
Tradicionalmente, los científicos han asumido que el sistema inmune de las garrapatas funciona de manera semejante al de las moscas y mosquitos, sin embargo, tras este estudio se ha descubierto que, a pesar de ser organismos semejantes, tienen un sistema inmune distinto, cuyas características pueden estar sujetas a manipulación con el fin de combatir a los microorganismos causantes de las enfermedades que portan. En los seres humanos son responsables de enfermedades emergentes como la borreliosis de Lyme (enfermedad infecciosa que afecta a varios órganos del cuerpo humano y la más común transmitida por las garrapatas en Europa y Estados Unidos), la anaplasmosis granulocítica humana, la babesiosis y la encefalitis.
El estudio, en el que participan los investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (centro mixto de investigación dependiente de la UCLM, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha) José de la Fuente y Margarita María Villar, describe las distintas vías inmunitarias que las garrapatas utilizan para activar un mecanismo de protección llamado la red de inmunodeficiencia de insectos, semejante a la red de receptores del factor de necrosis tumoral en mamíferos.
El trabajo ha permitido identificar los componentes del sistema inmunológico de las garrapatas, comprobando que éstas no presentan genes cruciales para una respuesta inmune adecuada, y ha descubierto una ruta de señalización nueva que reconoce tres bacterias distintas: Borrelia burgdoferi, responsable de la enfermedad de Lyme, y dos especies de Anaplasma (marginale y phagocytophilum), causantes de enfermedades rickettsiales, entre las que se encuentra la anaplasmosis granulocítica humana. Además, en este trabajo se ha conseguido bloquear la respuesta inmune de la garrapata mediante la técnica de interferencia de ARN y sobre activarlo para permitir que las garrapatas se enfrenten a las bacterias de manera más eficiente.
Según los investigadores, este hallazgo, que ha sido publicado en la revista Nature Communications, tiene importantes implicaciones ya que, al poder dirigir las moléculas clave, esencialmente manipulando el sistema inmune de la garrapata, ahora se puede tratar de hacer que dichas garrapatas sean menos vulnerables a la infección por los patógenos y, así disminuir la transmisibilidad de los mismos a los animales y al hombre.