Todos estos insultos y amedrentaciones que hemos sufrido, debemos tomarlos como alagos, y cada salivazo o cada huevo que nos tiren como auténticas condecoraciones. Pero a lo que nunca llegaré a acostumbrarme es a que me llamen fascista; este apelativo está en el top de las más usadas, y se vomita cuando la arteria carótida se inflama hasta casi estallar.
Y me llama la atención por lo terriblemente inexacta que resulta esta definición, no hay nada más alejado de un fascista que un liberal o un cristiano-demócrata; como ejemplo, lean esta frase:
“Repudiamos el sistema capitalista, que se desentiende de las necesidades populares, deshumaniza la propiedad privada y aglomera a los trabajadores en masas informes, propicias a la miseria y a la desesperación” estas palabras bien podría haberlas pronunciado un miembro del 15 M o de IU, pero las escribió el fundador de la Falange.
La bandera de este partido es una copia reconocida de la enseña de la CNT, y, al igual que los nazis, rivalizaban con los socialistas para llegar al mismo público objetivo, haciendo pequeñas matizaciones teóricas y sobretodo plásticas, que tenían una importancia fundamental.
En el 3º consejo sindical, el secretario general del movimiento espetaba a los ciudadanos a dejar de interpretar la economía con mentalidad capitalista, haciendo posteriormente una loa al socialismo; efectivamente no se trataba de una asamblea de CCOO o de UGT preparando una manifestación contra los recortes, pero básicamente defendían las mismas medidas y tenían el mismo concepto de mercado de trabajo.
En realidad, esta concordancia sorprendente en el fondo –que explica por cierto el hecho de que muchos mandatarios del PSOE procedieran de familias franquistas-, es hasta cierto punto anecdótica, lo verdaderamente preocupante son sus formas y sus objetivos. Admitiendo lo desesperada que es la situación que vivimos, las actuaciones y agresiones son inaceptables y crean un caldo de cultivo propicio para el crecimiento de totalitarismos como es el fascismo, y esto es lo verdaderamente grave, pues se trata de deslegitimar a las instituciones y a la política de partidos.
Es por ello que la actitud de los parlamentarios socialistas, pidiendo explicaciones ante el despliegue policial del congreso del PP, poniéndose de parte de aquellos que insultaban y amenazaban es de un cinismo tal que me recuerda al peor Arzalluz hablando de los chicos de la gasolina o con la famosa frase del árbol y las nueces; unas palabras que bien podría haber pronunciado un miembro de las SS al ver a los camisas pardas actuar.
En todo caso apelo a la gente sensata para que deje de jugar con fuego y evite en la medida de lo posible el crecimiento de la crispación y la exaltación de los ánimos, estoy seguro que lo harán, aunque mucho me temo que siempre habrá exaltados que tratarán de cruzar la línea que separa la democracia con el totalitarismo, intentando amedrentar e imponerse a los demócratas, a ellos les aconsejo que cuando esto ocurran reciten para adentro aquello de ¡Qué es fascista! ¿Y tú me lo preguntas?, Fascista eres tú.
Pablo Muñoz Miranzo
Twitter: @pablommiranzo