El Virgen de la Luz ayuda a padres y profesionales sanitarios a afrontar el dolor de los niños hospitalizados

Padres y familias, niños y profesionales sanitarios han recibido diferentes trípticos en los que se les orienta sobre el dolor infantil a los niños hospitalizados. En ellos los más pequeños reciben pautas que les ayudan a expresar el dolor y se les informa sobre su estancia en el hospital; en el caso de padres y familias se les informa de cómo ayudar a los niños a afrontar mejor ese dolor; y por último, el personal sanitario podrá conocer las principales conclusiones del estudio sobre el dolor en los niños, sus sensaciones y su miedo al dolor.

El estudio se puso en marcha a principios de este año entre niños hospitalizados con edades comprendidas entres los 7 y 12 años. El objetivo era conocer la percepción del dolor por parte de los pequeños y así poder contribuir a mejorar el abordaje del mismo, tanto para otros niños que se enfrenten a situaciones similares, como para sus padres y familiares, y para el personal sanitario. Para llevarlo a cabo se elaboró un cuestionario en el que se preguntaba acerca de cómo los niños hospitalizados afrontan el dolor, cómo lo manifiestan, cómo lo sienten, cómo lo describen y cómo lo combaten.

El personal sanitario, cercano y cariñoso para los más pequeños
Entre las conclusiones más significativas destacan que en general los niños se sienten bien anímicamente durante su estancia en el hospital. Dicen estar a gusto con el personal sanitario, porque son cercanos y cariñosos. En el caso de los niños que ya han sido ingresados en varias ocasiones, éstos perciben la hospitalización, el dolor y su relación con el personal del hospital de manera diferente y más positiva. El estudio apunta asimismo que 1 de cada 2 niños hospitalizados manifiesta haber sentido dolores muy fuertes en algún momento.

Por lo general lo que más les gusta a los niños hospitalizados son las actividades lúdicas del hospital, el trato recibido, el aula hospitalaria, la sala de juegos y ver la televisión. El estudio refleja que lo que menos les gusta son las inyecciones y punciones y el tipo de comida que se les sirve.