El belén trillano tiene tres particularidades: las figuras son de gran tamaño, de aproximadamente noventa centímetros de alto; utiliza como decorado el magnífico espacio natural que componen las cascadas del río Cifuentes en su caída hacia el Tajo, y por último, las figuras reproducen los oficios tradicionales de Trillo.
Desde el mismo momento en el que se terminó su montaje, la semana pasada, se ha convertido en el foco de atención de propios y extraños. Está al aire libre, pero también profusamente iluminado, por lo que es un reclamo tanto de día como de noche. El lugar, elegido igualmente por el director cinematográfico Antonio del Real para rodar algunas de las escenas de la película “El río que nos lleva”, confiere al conjunto una belleza indudable. Además, y con motivo de su presentación al concurso, se han cuidado con mimo todos los detalles, con una nueva disposición de los espacios y caminos entre unos y otros conjuntos de figuras.
Al igual que en la realidad, que ocurre sólo unos metros más abajo, también el escenario recrea la desembocadura del Cifuentes en el Tajo. En la isla que queda entre ambos ríos está el herrero, el panadero, el carpintero -se dice que los trillanos construyeron las puertas de la catedral de Sigüenza- el esquilador, las lavanderas que realmente trabajaban a pocos metros de donde está la figura que las representa, los comerciantes, el hortelano, el pescador y un viticultor, además de las figuras tradicionales. Por último, también es nueva este año la posada, que recuerda el paso de Camilo José Cela por la localidad ribereña.