Según explica el vicepresidente de la Junta de Cofradías, Antonio Abarca, las piezas que se han incorporado al Espacio Marco Pérez son el sayón del Amarrado a la Columna, cedido por la Venerable Hermandad que le da nombre, y la conocida como “Virgen de la Espiga”, una talla que se encontraba en la sede de la Asociación de Jubilados de CCM y que ha sido cedida al Museo de Semana Santa por dicha organización.
Desde la Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna su secretario, Javier Millas comenta que “dicha pieza, realizada por el escultor de Fuentelespino de Moya en 1957, estaba previsto que formase parte de la muestra desde el principio pero la Hermandad debía dar los pasos adecuados, informarlo en Junta General, pedir su aprobación y asegurarse de que las condiciones para trasladar la talla antes y después de Semana Santa eran las adecuadas para su seguridad. Una vez que todo esto se ha dado, podemos decir que estamos muy contentos de que esta magnífica talla vaya a poder ser contemplada por conquenses y visitantes en nuestro Museo durante todo el año”.
La escultura muestra a un verdugo que porta un látigo en su mano derecha con el que azota la espalda del Señor. Destacan los rasgos casi caricaturescos de la imagen, muy expresivos, que reflejan la agresividad y fuerza del momento pasional de la flagelación. Igualmente muy característicos de la obra de Marco Pérez son también los pliegues en los ropajes, que dan sensación de movimiento a la talla, y su marcada anatomía. Según consta en la prensa de la época y en las actas de la Hermandad, la talla desfiló por primera vez en la Procesión de Paz y Caridad de 1957, tras ser aprobada su adquisición por parte de ésta un año antes, lo cual también conllevó que se estrenasen nuevas andas, que son las que actualmente podemos ver por las calles de Cuenca cada Jueves Santo.
En cuanto a la Virgen de la Espiga, el vicepresidente de la JdC precisa que se trata de “una preciosa talla de madera” que en el catálogo que existe de las obras de Marco Pérez “viene como “Virgen de la Luz”. Sin embargo, las personas que nos la cedieron nos dijeron que ellos siempre la han llamado “La Virgen de la Espiga” por razones obvias, ya que lleva una espiga en la mano. A nosotros nos gusta más este nombre para esta talla, porque la Diócesis de Cuenca ya tiene su Virgen de la Luz, de modo que, a esta talla del Museo, nosotros la llamaremos Virgen de la Espiga”.