Medianero comenzaba agradeciendo a todas y todos su enorme esfuerzo porque “la fiesta de las y los trabajadores de Mota del Cuervo siga siendo seña de identidad de toda la comarca y la región. Conseguís una fiesta con un cartel y una cantidad de actos tremendamente amplio y de gran calidad.” También aprovechó para agradecer a la Asociación Musical Moteña su esfuerzo que le llevan a ser “orgullo de todos los moteños y moteñas allá por donde vamos.”
El máximo responsable provincial de IU, analizó la situación actual para calificarla como “un mal momento” y destacó algunas cuestiones como el trabajo precario, la siniestralidad laboral y la falta de recuperación de servicios y derechos perdidos hace muy poco. Pero también utilizó la misma frase para referirse a la situación del movimiento obrero que “se debate entre la resignación, la aceptación del discurso dominante y la pérdida de la conciencia crítica. Estas cuestiones –continuó- tienen que superarse para entender que la clase trabajadora es una y tiene su análisis de la realidad que afecta al pueblo distinto al que los poderes económicos imponen.”
Medianero aprovechó para cargar contra la corrupción de manera muy tajante asegurando que vivimos “asediados por la corrupción” Además, puso sobre la mesa que “no debemos engañarnos, no son manzanas ni nombres propios los que generan la corrupción sino un sistema creado para el beneficio privado, de unos pocos, a costa del esfuerzo y el sacrificio de muchos. Las privatizaciones por parte de quienes deben gestionar lo público son dejación de funciones, en el menor de los casos, y puertas abiertas al chanchullo y el negocio en la mayoría de los otros. Votamos a gente para gestionar lo público, no para liquidarlo. Mal vender lo de todos es fácil, no requiere tanta ceremonia.” En este sentido, también recordó que “los sobres y mordidas que ahora pasean por los juzgados de España son el dedo, debemos mirar la luna.”
Por último, Medianero quiso terminar su intervención llamando a la unidad de las y los trabajadores y destacando que solo hay dos caminos: el de la resignación o el de la acción y la ilusión. “Tenemos una ilusión, construir un mundo mejor, pero debemos empezar a plantearla como un colectivo y no individualmente. Un mundo mejor no es un coche mejor para mí, no es más consumo propio, un mundo mejor es aquel que no tiene injusticias, es una sociedad que no deja tirado a nadie y que cuida de sus vulnerables. Porque, nos guste o no, los trabajadores individualmente, antes o después, somos vulnerables.”