Queridos nazarenos, esto ya ha comenzado; estamos en la semana grande de nuestra ciudad, la más auténtica, en la que los conquenses somos más conquenses. Desgraciadamente, la primera de nuestras procesiones ha sido suspendida por culpa de la lluvia; todo parece indicar que en estos días, las cofradías deberán mediar contra sus dos enemigos más acérrimos históricamente, las condiciones meteorológicas y los comunistas.
Izquierda Unida quiso hacerse un hueco en la actualidad de la ciudad pidiendo, cual partido liberal, que nuestro ayuntamiento no subvencionase nuestra Semana de Pasión puesto que no le parece correcto que se entregue dinero a ninguna “secta”. Yo me imagino a los representantes de este partido reunidos ese día pensando en qué decir, cómo colocar un titular a toda costa en el panorama informativo, por muy absurdo y polémico que sea éste, una táctica, por cierto, copiada de los dos partidos mayoritarios.
Cualquiera que lea una noticia en cuyo titular se incluyen las palabras IU y subvención pensará automáticamente que este partido político pedirá más gasto público, más dinero de nuestros impuestos para la causa más variopinta y marginal. Bien, pues en este caso se han puesto estupendos y han decidido que no quieren ayudar económicamente a un evento de tanta tradición y tan participativo en nuestra ciudad.
Este elemento resulta más llamativo si comparamos las interminables filas de nazarenos que llenan las calles de nuestra ciudad con las manifestaciones de los sindicatos en las que, en muchas ocasiones, acuden menos personas que liberados tienen los grupos convocantes, pero, curiosamente, a Izquierda Unida le parece que deberíamos dar todavía más dinero a estas organizaciones, algunas de las cuales, se comportan como correas de transmisión de su propio partido.
Tampoco afirmo que a una persona, por ser conquense, le tengan que gustar las procesiones, hablamos de elementos estéticos que dependen de la percepción de cada individuo. Por eso entiendo que incluso a los militantes de izquierda les salga urticaria al ver una procesión o cualquier símbolo religioso, aunque esto contraste con la fascinación que les provocó las pompas fúnebres del “Jesucristo Laico” Hugo Chávez, al que lo paseaban como a un Cristo Yacente rodeado de cofrades de rojo, o con el hecho de cómo miran con buenos ojos a regímenes comunistas que realizan esos vistosos ejercicios militares, tan coordinados y coloridos.
La verdadera carga de profundidad que se esconde en el discurso de la izquierda se debe a que, en su modelo de sociedad donde el estado ocupa absolutamente todos los aspectos de ésta, se debe excluir de la vida pública cualquier manifestación religiosa, lo cual, no debe sorprendernos, ya que cualquier ideología totalitaria por definición tratará de expulsar los elementos condicionantes de la sociedad ajenos a su proyecto, siendo la religión uno de ellos.
Sería un error, por tanto, fijarnos en la anécdota, las declaraciones de la representante de IU planteando una cuestión que puede ser incluso razonable, -un evento con tanta tradición tendría mejor financiación en un marco con menor peso del estado y, por tanto, con más renta disponible para los nazarenos-. Pero este debate resulta instrumental en este partido, lo que subyace en esto es la idea de que sólo ellos tienen legitimidad democrática y la capacidad de patrimonializar el dinero público, y no se les pasa por la cabeza que se pueda subvencionar algo que a ellos no les parezca bien.
Los votantes de Izquierda Unida son personas normales, simpáticas y afables, con las que te puedes tomar algo y hablar de la vida, el problema de ellos es lo que piensan, defienden regímenes dictatoriales y totalitarios y justifican sus crímenes; estoy convencido de que la mayoría de ellos no aprobarían instaurar un sistema así en España, pero la inevitable consecuencia de sus ideas es la eliminación de las personas que no piensan como ellos. Afortunadamente, incluso en el momento más bajo de los partidos políticos mayoritarios, son minoría.
Pablo Muñoz Miranzo
Twitter: @pablommiranzo
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