Si las mujeres trabajadoras, por un sesgo de género, nos encontramos con una situación de desigualdad respecto a los hombres, en cuanto a tipo de contratación, mantenimiento del puesto de trabajo y percepción de pensiones; aprobado el Acuerdo Social y Económico que endurece el sistema de las pensiones, junto con la reforma laboral y la reducción del gasto público, la situación que se nos presenta no es nada halagüeña. Hoy por hoy, nuestras muchas precariedades son disfrazadas de cifras, de estadísticas, supuestamente salvadas por un feminismo institucional a base de leyes (de igualdad, de dependencia, de violencia doméstica…) pero, nosotras, mujeres jóvenes, menos jóvenes, mujeres solas o acompañadas, con hijas o sin hijas, migrantes, autóctonas, con diferentes identidades, hemos venido sufriendo la violencia del sistema. Violencia también que nos viene de los sectores más reaccionarios y podridos azuzados por la Iglesia, con su campaña integrista contra el aborto y la libertad sexual; violencia que viene de los medios de comunicación y sus ideales absurdos de belleza…
Mientras tanto, nuestros gobiernos formando parte activa del discurso y participando activamente de su lógica, siguen vendiéndonos una supuesta conciliación de la vida laboral y familiar, eso sí, dentro del paradigma de la flexibilización y competitividad, sin cuestionar las condiciones del mercado laboral. La conciliación de la vida laboral y familiar que nos venden para nosotras es mentira, ya que continuamos siendo las mujeres las que realizamos los trabajos necesarios para el mantenimiento de la vida, es decir, las tareas cotidianas de cuidados que no son remuneradas, sino que nos vienen impuestas como resultado de la asignación de roles en la sociedad. Este trabajo invisible y gratuito representa el 80% del total del trabajo no remunerado y los dos tercios de todo el trabajo que se realiza en la sociedad. No podemos permitir retrocesos en la conquista de nuestros derechos, como mujeres, como clase obrera, como personas que pretendemos, que queremos y luchamos por una
transformación social donde el sostenimiento de la vida sea el centro. Frente a la violencia estructural del patriarcado y a sus injusticias, se impone la lógica de la lucha, de las rebeldías y del apoyo mutuo.
Por todo ello, desde el Área de la Mujer de IU de Mota del Cuervo, trabajamos por una sociedad que se enriquezca con la aportación de hombres y mujeres en igualdad de condiciones, sin exclusividades en ninguno de los ámbitos, e instamos a las organizaciones sindicales, los colectivos sociales, las administraciones públicas y privadas, y la sociedad civil en general, a hacer cuantos esfuerzos sean necesarios para lograr la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.”
Minerva Ortega Guillén.
Responsable del Área de la Mujer de IU Mota del Cuervo