A pocos meses de las visitas a Santiago y Barcelona, el Sr. Ratzinger, - Benedicto XVI para los católicos -, vuelve ahora a Madrid. “Desde el punto de vista del laicismo y de la democracia, nada habría que objetar a la reunión de un pastor espiritual con sus seguidores. Es evidente que, a pesar de la ambigüedad calculada de la convocatoria, la “Jornada mundial de la juventud” del próximo mes de agosto en Madrid pretende congregar a miles de jóvenes católicos en torno a las enseñanzas del papa. Un acto que, cualquiera que sea su dimensión, no deja de tener carácter privado, como privadas son las creencias y sus manifestaciones”, afirma el manifiesto que ha suscrito la Asociación republicana de Cuenca y firmado hasta la fecha por más de setenta organizaciones de toda España.
“Lo que sí es contrario a un Estado democrático que se declara aconfesional es mezclar los asuntos del estado y asuntos religiosos, los intereses generales con los intereses privados, las instituciones que representan a todos los ciudadanos con eventos que sólo conciernen a una parte, en este caso, a quienes comparten unas determinadas convicciones religiosas”, manifestó el portavoz del colectivo republicano, Ángel Luis Castellano.
Por eso, añaden desde Ciudadanos por la República de Cuenca, resulta escandaloso que el Gobierno de Rodríguez Zapatero contribuya con 25 millones de euros -es decir, con dinero de los impuestos de todos- a la visita del papa y a la celebración de un acto confesional, a la vez que concede exenciones fiscales a las grandes empresas que han comprometido otros 25 millones. A lo que hay que añadir el asumir otros gastos como la cesión gratuita de numerosos servicios públicos, utilización de colegios, institutos, etc.
“Esa desviación de recursos públicos para fines privados tiene especial gravedad en un momento en que tanta generosidad para con la jerarquía católica, que ya de por sí recibe por distintas vías en torno a los 10.000 millones de euros anuales) entra en contradicción con las duras restricciones en el gasto público y prestaciones sociales que la mayoría estamos sufriendo bajo el pretexto de la crisis económica”, remarcó Castellano.
El manifiesto suscrito también afirma que “en este caso no vale el subterfugio de que son gastos y honores debidos a un jefe de Estado, pues el papa Benedicto XVI no viene en representación de los escasos habitantes del Vaticano que, por otra parte, nada tiene que ver ni por su origen ni por su configuración con un verdadero Estado democrático y de
derecho. Viene a reunirse con sus adeptos en función del liderazgo espiritual que ellos en exclusiva le reconocen, por lo que “entendemos que en modo alguno procede el trato oficial y de privilegio dispensado por las administraciones públicas. Un trato que, evidentemente, no conceden a convocatorias promovidas por ciudadanos de otras creencias o convicciones ideológicas”, añadió el portavoz de la organización republicana conquense.
“Tampoco se le permitiría a ningún jefe de Estado la injerencia, incesantemente repetida por el Papa y la jerarquía católica, en asuntos políticos internos como son las propias leyes que un país se da de forma democrática (educación pública, laica, derecho a la propia sexualidad y control de la reproducción, modelos de matrimonio y familia, derecho a una muerte digna, etc.). No se limitan a dar consejos morales a sus fieles, cosa legítima, sino que pretenden convertir sus particulares visiones de la moral y de la sociedad en normas obligatorias para todos”, dice también el manifiesto suscrito por Ciudadanos por la República de Cuenca.